40. LAS GRANDES PANDEMIAS Y SU INFLUENCIA SOBRE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD
Dº Elías de Mateo Avilés
Académico de Número y Vicepresidente +

40

lunes
25 mayo
2020

días de la pandemia / 40
Dº Elías de Mateo Avilés, Académico de Número y Vicepresidente

LAS GRANDES PANDEMIAS Y SU INFLUENCIA SOBRE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD

Las pandemias, con su rastro de horror, muerte, sufrimiento y ruina han acompañado siempre a las sociedades humanas desde los orígenes de la civilización. Hasta ahora, los historiadores habían dado poca importancia a su influencia en el devenir de las sociedades humanas, salvo, quizás, la Peste Negra del siglo XIV. Con bastante probabilidad, las pandemias resultaron decisivas para torcer, en demasiadas ocasiones y en sentido negativo el curso de la historia.

La decadencia y caída del Imperio Romano, junto a otras numerosas causas, hay que explicarla, también, por la influencia de la llamada Peste Antonina, de finales del siglo II. Al freno de la expansión del Imperio Bizantino en el siglo VI y a la posterior expansión del Islam debió contribuir, en gran medida, la llamada Plaga de Justiniano. Y al abrupto final del esplendor de la Cristiandad occidental medieval durante los siglos XI, XII y XIII, la Peste Negra del siglo XIV.

Habría que analizar si la Gripe de 1918 contribuyó, más de lo que pensamos, a retrasar y a lastrar la recuperación de Europa tras la I Guerra Mundial, y, por tanto, lejanamente, al surgimiento de la crisis de los años 30, de los fascismos y al desencadenamiento de la II Guerra Mundial.

Es posible distinguir una gran pandemia, como la actual, que surge de pronto, se extiende rápidamente alcanzando una gran extensión geográfica y causa en poco tiempo un alto índice de contagios y una mortandad que puede alcanzar millones de víctimas con los brotes recurrentes e importantísimos de enfermedades infecciosas que han acompañado a los seres humanos durante siglos e incluso milenios, como la tuberculosis, la sífilis, la polio o, incluso, la viruela y que han causado, también muchísimas víctimas y sufrimientos.

Parece confirmarse por lo que está ocurriendo en el mundo en este año 2020 que las pandemias similares a la actual surgen casi siempre en China. Así sucedió en los casos de la Peste Antonina, de la Plaga de Justiniano, de la Peste Negra y, quizás, de la Gripe de 1918. Las tres primeras llegaron al mundo mediterráneo y al resto de Europa a través de la Ruta de la Seda, bien a través de su vía terrestre, bien a través de la marítima. En el caso de la Gripe de 1918 hoy más que nunca no debe descartarse que fuese traída a Europa por los trabajadores chinos desplazados con motivo de la I Guerra Mundial.

Es casi seguro que este tipo de catástrofes siempre surgen en el momento en que tenemos un mundo profundamente interconectado y con sociedades en el momento cumbre de su esplendor económico y social, con un importantísimo trasiego de mercancías y personas a largas distancias.


39. TIEMPOS DE UTOPÍAS RAZONABLES (IV)
Dº Francisco Carrillo Montesinos
Académico Emérito +

39

lunes
25 mayo
2020

días de la pandemia / 39
Dº Francisco Carrillo Montesinos, Académico Emérito

TIEMPOS DE UTOPÍAS RAZONABLES (IV)

La muerte simplemente le llegó
como se hace la noche cuando se marcha el día
VICTOR HUGO
                                                                                

Hoy la sombra negra de la Tierra es la que ilumina el universo y es la que aprisiona la empatía del abrazo. Negrura, horror, espanto, miedo. Espera en la esperanza en las batas blancas y en los microscopios electrónicos o en el mensaje sobre nuestro propio terruño de la gran mística Teresa de Ávila cuando exclamó «Nada te turbe». El sol y la luna se han revestido de luto. En el mundo se hizo el silencio. Las calles y las plazas del mapamundi están vacías porque la vida quedó confinada en sus aposentos para protegerse de una amenaza viral que hace estragos y que genera un pavor universal. En Navidades, hace apenas unos meses, este escenario desolador era inimaginable salvo en los guiones de la ciencia ficción. 

Miles de millones de personas concretas sienten el terror del silencio y el rechazo a los plazos indefinidos de la muerte y de la vida. Miles de millones de personas con sus propias cosmogonías, culturas y creencias, se preguntan ¿por qué aquí y ahora cuando la humanidad y las sociedades del bienestar o del no bienestar pensaban que, todos juntos, éramos invencibles e inmunes, gracias al poder acumulado de ciencia, historia y filosofía, a todo ataque visible o invisible que nos viniera del exterior? Pero al parecer, ese ataque nos llega de la complejidad evolutiva de la naturaleza en donde el ser humano suele manipular con demasiada frecuencia. La COVID-19 proviene de nosotros mismos con nuestro entorno medioambiental. El virus no llovió sobre el Planeta tierra desde un objeto volador no identificado. Es un virus a ras de la superficie del globo que ha transitado más velozmente que otros por las avenidas de la globalización y cuyos efectos nocivos por ello se han calificado de pandemia y es transmitido en tiempo real como unos juegos olímpicos o como fue la Guerra del Golfo: asépticas estadísticas cuando cada número tiene nombre, apellidos y una historia personal y familiar. Son estas personas concretas las que iluminan la actual negra sombra de le Tierra. 

El virus no entiende de fronteras y es transportado por la movilidad humana internacional, intranacional o en el interior de un supermercado un hospital desprotegido o una residencia de ancianos. Todo el mundo tiene miedo, lo que es muy humano, trátese de grandes potencias, países ricos o países pobres. Y todos esos países tienen un denominador común: ni tratamiento fiable ni vacuna preventiva. Pero también existen grandes desigualdades sanitarias que en los más descartados el miedo se suele acompañar con la resignación o con la ideología del fatalismo. Y si nos referimos a las estadísticas de muertes y sanados; de mascarilla y guantes; de respiradores, de UCI bien equipadas; de personal sanitario e infraestructuras; de la investigación fundamental, el rigor y la disparidad es flagrante. A título de ejemplo: ¿en qué condiciones se encuentran los 5 millones de refugiados sirios o la capital de Nigeria, Lagos, con casi 15 millones de habitantes? ¿O los campos de refugiados palestinos al sur del Líbano? Ellos iluminan sin duda la sombra negra de la Tierra.

La incidencia de este virus agresivo y agresor aún no se puede cuantificar (¿cómo cuantificar el dolor de cada persona y cada familia?) en sus aspectos sociales, económicos y políticos a corto, medio o largo plazo. Los cálculos han empezado siendo locales y nacionales pero, al tratarse de pandemia, sus repercusiones en un mundo interconectado serán mundiales y afectarán directamente al estilo laminar de la globalización, a las relaciones internacionales, a la reconstrucción industrial muy ligada a la economía real, a las nuevas formas de funcionamiento de las sociedades. Y se planteará (ya se está en ello) poner en valor el nuevo factor de la solidaridad intranacional y mundial. La investigación científica y tecnológica aplicada se espera sea una de las altas prioridades en la prospectiva.

Es previsible que el hambre, la pobreza y las tasas «naturales» de mortalidad aumenten en el mundo con millones de desempleados, muchos sin casas ni domicilio fijo, lo que disminuiría la capacidad inmunitaria de determinadas poblaciones. De momento, FUNCAS estima en un 34% el índice de desempleo sin se incluyen los ERTES. La pobreza y la estrepitosa caída del poder adquisitivo es una trágica consecuencia que conocen bien las asociaciones de ayuda y de solidaridad como lo es CÁRITAS, a título de ejemplo. Solamente una voz moral unitaria ha resonado en el mundo, la del papa Francisco con las estructuras éticas de solidaridad que de él dependen a pleno rendimiento. Habrá que ir reflexionando sobre una restructuración de la ONU, como cuando su fundación en la Conferencia de San Francisco tras la II Guerra Mundial. 

Al final de esta pandemia, que la Universidad de Harvard estima pueda ser en 2022 (en el entretanto, se esperan tratamientos y vacunas producidas en miles de millones), el mundo no podrá ser el mismo que habíamos conocido antes de la pandemia viral ni en la economía ni en el desarrollo de las sociedades. Es imaginable un fraccionamiento de la globalización al son de las grandes potencias, en particular China, Rusia y Estados Unidos. Europa, inicialmente ausente en la coordinación de la COVID-19, (aunque no en los económico y financiero, tiene el desafío de renacer con energías unitarias cual Ave Fénix. Al miedo le queda aún un largo recorrido. Cierto es que toda epidemia/pandemia constatada por la historia desapareció por sí sola. Una referencia muy localizada: el Renacimiento emergió tras la devastadora peste bubónica. Espera en la esperanza…

Mientras tanto, observaremos la negra sombra de la Tierra con la luminaria del recuerdo de los que fueron y son sus víctimas.

(25 Mayo 2020)
Francisco Carrillo Montesinos

Necrológica de Antonio Bonet Correa

José Infante Martos, Académico de Número y Secretario

Antonio Bonet Correa nació en La Coruña el 20 de octubre de 1925 y ha fallecido en Madrid el 22 de mayo de 2020, hijo de José Bonet Peñalver y de la escritora Asunción Correa Calderón. Se formó en la Universidad de Santiago de Compostela entre 1951 y 1957 y trabajó de lector de la Universidad de La Sorbona, siendo profesor de Historia del arte en la Universidad de París durante varios cursos. Estudió en el Institut d´Histoire de l´Art de la universidad parisina, obteniendo la diplomatura en Museología en la Escuela del Louvre y donde conoció a la que sería su esposa Monique Planes Durand. De regreso a España fue profesor de la Universidad Complutense, donde se doctoró en 1959 y de la Escuela de Arquitectura y catedrático sucesivamente de Historia del Arte en las universidades de Murcia, Sevilla y finalmente en Madrid, en la Complutense, de la que fue Vicerrector desde 1981 a 1983.

En 1975 sufrió un breve encarcelamiento, junto a otros intelectuales, por pertenecer a la Junta Democrática. Fue igualmente Director del Museo de Bellas Artes de Sevilla  y desde 1986 miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que dirigió  desde 2008 a 2015, siendo nombrado director honorario al finalizar su gestión. Fue animador cultural desde muchos medios y ejerció la crítica de arte en los diarios ABC, El País y el Correo de Andalucía. Perteneció a numerosas Academias y fue Correspondiente de otras tantas, entre ellas de la de Bellas Artes de San Telmo, de Málaga y de la de Nobles Artes de Antequera, de la que fue nombrado Académico de Honor. Fue Vocal del Patronato de la Academia de España en Roma  y del Patronato del Museo del Prado y entre sus distinciones  figura la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de 2012 del Ministerio de Cultura, el Premio Fundación Amigos del Museo del Prado, doctor honoris causa por diversas universidades, entre ellas en 2014 de la Universidad de Málaga, acto en el que amadrinado por la doctora Rosario Camacho, Vicepresidente Primera de la Academia de San Telmo.

Fue el gran experto en arte barroco, siendo reconocidas sus grandes obras Arquitectura en la Galicia en el siglo XVII (su tesis doctoral), Andalucía barroca y numerosos trabajos sobre el barroco en América Latina. Otras obras suyas son, Los cafés históricos, Fiesta, poder y arquitectura. Aproximación al barroco español, El Surrealismo, Las claves del urbanismo, La Plaza del Obradoiro, Iglesias madrileñas, Tiempo y espacio en el arte, El arte en el franquismo, Andalucía monumental, arquitectura y ciudad del Renacimiento y el barro, y un largo etcétera.

Viajero impenitente, contagió a muchos de sus discípulo su pasión por el arte, su erudición, su amor al conocimiento, su entusiasmo y su curiosidad por todos los terrenos de la cultura, su placer sobre la vida, su profundo conocimiento de América Latina y de Andalucía que trasmitió en sus numerosos escritos, así como su amor a la ciudad de Madrid, donde ha vivido tantos años y de la que ha sido ciudadano ilustre de la calle Jesús del Valle. Sus tres hijos heredaron su amor a la cultura, Isabel, el flautista y musicólogo Pierre Bonet y el escritor, poeta e investigador Juan Manuel Bonet, que ha sido director del Museo Reina Sofía, del IVAM y del Instituto Cervantes, entre otros muchos puestos de relevancia.

Antonio Bonet Correa, en la Academía de Bellas Artes de San Fernando © Cristóbal Manuel
Antonio Bonet con nuestra Académica de Número y Vicepresidenta Rosario Camacho en el Acto de Investidura de Antonio Bonet Correa como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Málaga

36. La genealogía del vacío
Dº José Infante Martos
Académico de Número y Secretario +

36

miércoles
20 mayo
2020

días de la pandemia /36
Dº José Infante Martos, Académico de Número y Secretario

LA MIRADA CIEGA


I
 
Pensativa la tarde va diluyendo su gracia
primaveral y el aroma a azahar que esparce
el airecillo suave que preludia
la humedad de la noche de abril,
cuando la crueldad del abandono
y la desdicha caen como un veneno
letal sobre los labios que aún ansían
la dicha de la pasión.
 
Parece detenido el tiempo entre tus brazos
un momento tan solo, pero hay nubes
que amenazan y sombras que interponen
su oscuridad y su silencio, hay una campana
lejana y casi hueca que devuelve a la realidad
lo que pudo haber sido un sueño fugaz, solitario,
de paz, de serenidad y de armonía.
 
II
 
No es una sensación nueva, algunas otras veces
ha acudido hasta ti, el hartazgo, el asco, el desaliento
ante una realidad que no es solo siniestra y repetida.
Es esa clara conciencia que en otras ocasiones llega
cuando en mayo los días avanzan y la luz te condena
a un brillar que no es cierto, ni claro, ni benéfico. Este
sentir con saña la inútil existencia como amarga condena
que ya alarga sus días en un inútil y mísero ritual
que viene repitiéndose como una grotesca mascarada
 
 
III
 
 
Llega la noche y no tiene sentido,
una mañana absurda sucede a otra mañana.
Los días se hacen lentos y pesados e inútiles.
Nada escribe su nombre sobre el viento que pasa.
Y todo se desliza con la misma amargura
como si fuera un poder superior quien ordena
que el tiempo no termine de ser una paloma.
Hay señales que dicen que la muerte se acerca
y los años te vencen con toda la violencia
de un enemigo fuerte, cruel y despiadado.
Las palabras no tienen el sentido que antes
daban al sentimiento, al placer, al olvido.
 
Todo se ha detenido como un campo de espuma,
que tiene un ritmo propio, que es el de la derrota.
 
José Infante Martos

35. Sobre la “Biblioteca Antigua” de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo
Dª Rosario Camacho Martínez, Académica de Número y Vicepresidenta +

35

miércoles
20 mayo
2020

días de la pandemia / 35
Dª Rosario Camacho Martínez, Académica de Número y Vicepresidenta

Sobre la “Biblioteca Antigua” de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo

Como ingresé en la Academia de Bellas Artes de San Telmo hace bastantes años, tuve tiempo y oportunidad de trabajar con sus libros. Era una biblioteca especializada, interesante, con una serie de libros que entonces no encontraba en ninguna otra de Málaga. Estaba instalada, como la propia Academia, en el Museo de Bellas Artes en el Palacio de Buenavista y se trabajaba bien allí. Rafael Puertas, Director del Museo, era el Académico Bibliotecario y, antes de llegar a su despacho, había un antedespacho amplio donde estaba el mueble-biblioteca, siempre custodiado por Conchita Aizpurúa, la amable secretaria del Museo, que tantas cuestiones nos resolvía.

Pero cuando en 1996 la Junta de Andalucía adquirió el Palacio de Buenavista para instalar el Museo Picasso, el Museo de Bellas Artes, junto con la Academia, fueron desalojados y nuestros enseres, incluida la biblioteca, quedaron custodiados por el Museo, primero en el Palacio de la Aduana y después, mientras se rehabilitaba este edificio para instalar el Museo de Málaga, en el Parque Tecnológico. Ligada desde siempre al Museo, que se inauguró en diciembre de 2016, la Academia cuenta ahora con una importante sede en este palacio, con espacio para la biblioteca.

Ha sido en 2019, y gracias a las gestiones de nuestro presidente, cuando esa sede se ha amueblado y puesto a punto, e inmediatamente hemos empezado a inventariar los libros, que estaban perfectamente preparados y conservados como fruto de una mudanza perfecta por parte del Museo. Para ello hemos contado, desde comienzos de febrero de 2020, con la ayuda de dos becarios de la Universidad de Málaga que se han integrado a través de un convenio de cooperación educativa en un programa de prácticas externas para alumnos del último curso de la licenciatura. Y siempre contando con la inestimable ayuda y disposición favorable de la Directora del Museo, María Morente, y el personal del mismo

Nuestros becarios, Javier Luque (Historia del Arte) y Juan Manuel Garrido (Historia) son dos estudiantes de cuarto curso de su respectiva licenciatura,  inteligentes y activos que han resuelto muy bien su trabajo. Nuestro proyecto enfocaba a uno de ellos hacia la ordenación del archivo que coordinaba mi compañera Mª Pepa Lara, como archivera bibliotecaria de la Academia, y el otro hacia el inventario de la biblioteca, que yo he coordinado, y hemos contado también con el ofrecimiento de ayuda de los académicos Marion Reder y Rafael Martín Delgado. Después de impartir unas normas y clases iniciales en ambas líneas de trabajo, decidimos apoyar más la labor de la biblioteca que habíamos empezado antes, con la idea de terminar una de esas líneas. Pero no ha sido posible. La expansión del coronavirus hizo que el 12 de marzo fuera nuestra última tarde de trabajo,  ya que se cerraba la Universidad y el Museo de Málaga, y nuestro trabajo quedó incompleto, cuando faltaban sólo una o dos jornadas para terminar el inventario de lo que hemos llamado la biblioteca antigua.

Cuando íbamos abriendo las cajas y desenvolviendo cada uno de los libros, había momentos magníficos. Era emocionante encontrarte con las ediciones completas de los Viajes de Antonio Ponz, o el Diccionario de Ceán Bermúdez, el de Milizia,  el Manual del arte decorativo de  Blanco Coris, el Museo Pictórico y Escala Óptica de Palomino,  el Libro de los Retratos de Pacheco, o la Enciclopedia de Diderot y D’Alembert, diversos álbumes recopilatorios de dibujos de los siglos XVI al XVIII (Callot, Flaxman, otros), diferentes historias del arte, tratados de pintura, escultura, arquitectura, algunos libros de ciencias, los Recuerdos y Bellezas de España de Pí y Margall o los de Quadrado y Parcerisa, varias ediciones del Quijote, poesía, etc. Se han inventariado hasta ahora 629 volúmenes, y no sobrepasamos los 700, pero el último, que no llegué a ver pero que está reseñado en el inventario de cajas realizado por Amor Álvarez, que nos servía de base, recuerdo cuando se compró; se trata de una edición francesa del libro de Carlos Bundeto  El Espejo de la Muerte, del siglo XVIII. Alfonso Canales tenía en su magnífica biblioteca la edición de Amberes en castellano y, siempre en contacto con librerías de anticuario, cuando este ejemplar salió a la venta lo comunicó a la Academia para su compra.

Había pensado escribir un artículo para dar a conocer este tesoro que se está inventariando y que ahora nos espera en su mueble-biblioteca, pero el maligno virus ha limitado estas intenciones.

No obstante, no me resisto a intervenir en esta sección de Días de la Pandemia para adelantaros algo. Quizá porque una de mis líneas de investigación es la iconografía, quiero referirme a una edición en cinco amplios volúmenes del Tratado de Iconología de Cesare Ripa, de la que  incluso tomé alguna imagen con el móvil. De la obra de Ripa Iconologia overo descrittione dell’imagini universali  se han hecho muchas ediciones, publicándose la primera en Roma en 1593; era un libro sencillo en cuarto, con la descripción de las alegorías ordenada alfabéticamente. No fue hasta la tercera edición (Roma 1603) cuando aparecieron los grabados que ilustran los conceptos; además esa edición se acrecentó con nuevas alegorías que enriquecen ampliamente el texto, que fueron elaboradas por Ripa, lo que hizo también en otras ediciones publicadas hasta su muerte, en 1622. La que tenemos en Málaga es una edición de Perugia (patria de Ripa) de 1764, muy posterior a la fecha de muerte del autor y muy ampliada, que llevó a cabo el abate Cesare Orlandi, quien es también autor de las nuevas alegorías y algunos de los diseños. Además a él se debe el primer intento de sistematización de la biografía de Ripa.

Al ser una obra tan amplia otros autores intervinieron. Orlandi y Carlo Mariotti fueron diseñadores y Joseph Sforza Perini, F. Facenda y Carlo Grandi colaboraron en la ejecución de los grabados que son buenos y muy ricos en su contenido, como los de Ripa, y hay mucha variedad. Revisando el libro me llamó la atención la alegoría de la “Anatomía” porque la protagonista es una mujer, algo insólito ya que entonces, y aún mucho después, era una actividad absolutamente vedada a las mujeres; una imagen que no ofrece lugar a dudas porque el texto desarrolla la explicación “Vecchia matrona avanti una tavola, sopra cui si miri un cadavere, ed che viene dalla detta scarnificato. Abbia al naso gli occhiali osservi attentamente le incisioni che vien facendo…”. En los grabados y pinturas que nos muestran los teatros anatómicos de la época, no aparece ninguna mujer, ni siquiera en otras actividades menos comprometidas. Pero me interesaba el tema, que en principio consideraba una rareza iconográfica, pero hasta cierto punto porque la Cirugía, la Alquimia, también estaban representadas por figuras femeninas. Tanto Ripa como Orlandi utilizaron la imagen en función del concepto y el género gramatical de la actividad que se desarrolla. Es evidente que al autor no le importó incluir la imagen de la mujer en estas actividades. No se si pudo ser cuestionado por la sociedad de la época, pero en cualquier caso la edición tuvo una magnífica acogida, pues como indica Adita Allo Manero en el prólogo a la edición española de la sienense de 1613, que publicó la editorial Akal en 1987, fue realizada mediante un sistema de suscripción, figurando al final una amplia lista de personalidades de toda Italia para su adquisición.

                                                                                   

                                                                                            
Rosario Camacho Martínez
Málaga, mayo 2020