TOMA DE POSESIÓN COMO ACADÉMICO CORRESPONDIENTE EN MADRID DE Dº PEDRO TEDDE DE LORCA

  • Discurso de ingreso como Académico correspondiente en Madrid
  • «MARJORIE GRICE-HUTCHINSON Y EL PENSAMIENTO ECONÓMICO DE LA ESCUELA DE SALAMANCA»
  • Laudatio de Dº Francisco Carrillo Montesinos, Académico de Número
  • Salón de Actos del Centre Pompidou Málaga
  • 30 de Noviembre de 2017, a las 19:30 horas

Presentación por Francisco Javier Carrillo Montesinos
Académico Numerario, Vicepresidente 3º

Señor Alcalde de Málaga, Señor Presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, Señoras Académicas y Señores Académico, Señoras y Señores:

Constituye para mí una gran satisfacción y honor haber sido designado para hacer la Laudatio del Profesor D. Pedro Tedde de Lorca en este solemne acto de su ingreso como Académico Correspondiente en Madrid. La gran satisfacción tiene lugar gracias a las raíces bien regadas, que hicieron posible una ya vieja amistad que se remonta a las aulas de pre primaria, se confirmó en las aulas magnas de la Universidad de Madrid y se solidificó en un marco de convivencia excepcional que fue el Colegio Mayor Pío XII bajo la autoritas de su fundador Ángel Cardenal Herrera Oria. Muchos años después, ese surco continuó abriendo horizontes de vida hasta coincidir, ayer, y en distintas funciones de estudio, en la Universidad CEU San Pablo, fundada igualmente por Ángel Herrera en momento anterior a la Guerra de España. Y el arado no se detuvo ya que volvemos a reunirnos en esta aula exponente de la renovación cultural del Arte Contemporáneo que nos llega a Málaga y que porta el nombre de un ecuánime Presidente de Francia, que sabía mucho de Economía Financiera como el Académico que hoy recibimos.

D. Francisco J. Carrillo Montesinos, pronunciando su laudatio
en la Toma de Posesión de D. Pedro Tedde de Lorca

El honor se genera, no tanto en esta brevísima Laudatio, sino en el contenido del Discurso de Ingreso que despierta del sopor malacitano a una persona que llegó a Málaga (como las obras del Centro Pompidou) y que adquirió por su talento plena carta de naturaleza y de ciudadanía. Es de agradecer que el Profesor Tedde de Lorca agite el sueño de los justos y que a una personalidad que tanto hizo por desempolvar archivos y descubrir al mundo lo que se podría calificar (y que me corrija Pedro Tedde si me equivoco) el «pensamiento económico» de la Escuela de Salamanca a través de Marjorie Grice-Hutchinson. Admito que maestros muy destacados como el iusnaturalista Joaquín Ruíz-Jiménez y el iusinternacionalista Mariano Aguilar Navarro, cuando tuve la suerte de ser iniciado por ellos en los fundamentos del Derecho, hicieron numerosas alusiones a la Escuela de Salamanca, pero no a las tesis económicas que en ella también hicieron luz, salvo el justiprecio de raíz tomista, y la usura. Se nos explicó, sin embargo, la riqueza doctrinal de esa Escuela de Salamanca a través de los siglos XVI y XVII, con «teólogos» que en base a una «filosofía moral» que se cimenta en la naturaleza humana, la convierten en fuente de derecho positivo a la luz del estudio de los problemas fundamentales de la convivencia humana: el derecho de los pueblos (ius gentium), la esclavitud, la guerra, la ocupación de territorios, las alianzas, la solución de conflictos, la tiranía, los poderes del Emperador y del Papa, etc. Tenían como objetivo la paz, que se tradujo en ulteriores debates como «paz dinámica» y llegaron a ser precursores de la concepción supranacional en las relaciones internacionales. El bien común y los derechos de la persona influían toda su obra. Con una firme constante: limitar jurídicamente al soberano, convirtiéndolo en súbdito del «derecho de gentes» y del «derecho positivo» creado libremente por la voluntad de la comunidad política.

Es de toda lógica manifestar públicamente mi ansiedad por conocer los «aspectos económicos» de aquella reflexión salmantina, que de seguro el Profesor Tedde de Lorca nos expondrá de forma magistral a través de la obra de una insigne malagueña de adopción. Reconozco públicamente que desistí ex profeso de leer su Discurso académico, que tuvo la amabilidad de enviarme, para no condicionar la Laudatio y dejar abiertas mis expectativas intelectuales.

El recorrido universitario y académico de Profesor Tedde de Lorca es muy extenso e intenso. Catedrático de Historia Económica, cuya andadura la inició en la Universidad de Málaga en 1982, pasando posteriormente a la Universidad San Pablo-CEU de Madrid en donde ejerció docencia, hasta su jubilación, como catedrático de Historia e Instituciones Económicas. En la actualidad es Catedrático extraordinario de Historia e Instituciones Económicas en la citada Universidad.

Desde 1972 hasta 2014 formó parte del servicio de investigadores del Banco de España en donde se concentró en realizar investigaciones sobre Historia financiera y monetaria. El maridaje institucional entre el ejercicio de la docencia y de la investigación no deja de ser una de las situaciones más anheladas por nuestro profesorado universitario, de difícil alcance en nuestro subsistema de enseñanza superior.

El Profesor Tedde de Lorca fue presidente de la Asociación Española de Historia Económica (2011-2014).

Es autor de numerosos artículos científicos y de capítulos de libros colectivos. Editor de 9 libros en el campo de la Economía. Ha sido Director de Tesis de Doctorado. Es de destacar sus más recientes obras que constituyen una trilogía fundamental para conocer la historia económico-financiera del siglo XIX español: «El Banco de San Carlos» (1988), «El Banco de San Fernando» (1999) y «El Banco de España Y EL Estado liberal (1847-1874)», publicado este último en 2015.

Es Académico Numerario de la Academia de Economía y Medio Ambiente de Andalucía (2016), Académico Numerario electo de la Real Academia de la Historia (2017) y Miembro de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Letras.

Antes de finalizar esta brevísima síntesis, he de subrayar con lápiz rojo que Pedro Tedde de Lorca es un agudo poeta que en la actualidad guarda silencio que esperamos sea circunstancial, ya que el alma del poeta es una constante que sobre vive al tiempo y al espacio. Poeta de hondura malagueña cuya poesía ya pertenece a la globalidad, aunque no conste, más por humildad que por olvido, en su hoja de vida académica.

Mañana es ya diciembre. Alcanzo de sus SONETOS ANDALUCES, el poema «Diciembre en Málaga», y recito un fragmento:

La luz exalta al cielo: sólo hay mundo
como nacido ahora al primer día
de un niño frente al mar en lejanía.
Diciembre en claridad y azul profundo.

Al dar la bienvenida al nuevo Académico Correspondiente en Madrid, lo hago con el convencimiento de que esta Real Academia, a partir de hoy, podrá contar e integrar la valiosa aportación intelectual de mi entrañable amigo y compañero Pedro Tedde de Lorca.
Nada más.

Málaga, 30 de noviembre de 2017

MARJORIE GRICE-HUTCHINSON Y EL PENSAMIENTO ECONÓMICO DE LA ESCUELA DE SALAMANCA

Hace muchos años, en un ya lejano 2001, recibí con alegría la noticia que me comunicó por carta su entonces presidente, el gran poeta e inolvidable amigo Alfonso Canales, de haber sido nombrado Académico Correspondiente de esta Real Academia en Madrid. Espero que la generosidad de esta corporación disculpe la tardanza en corresponder a aquel nombramiento que tanto me honra, con la lectura del discurso de ingreso, dedicado a Marjorie Grice-Hutchinson y el pensamiento económico de la Escuela de Salamanca.

Por fortuna, cuando evocamos a Marjorie Grice-Hutchinson no estamos refiriéndonos a alguien olvidado o desconocido. La presencia y la actividad de esta ilustre mujer, tanto desde el punto de vista académico como social, no pasaron inadvertidas para sus contemporáneos, dentro y fuera de Málaga. Poco antes de su muerte fue nombrada Hija Adoptiva por la Diputación Provincial y recibió la medalla de oro del Ateneo de nuestra ciudad. En 1959 había sido distinguida con la Orden del Mérito Civil de España y en 1976 con la del Imperio Británico. A lo largo de su vida fue una activa colaboradora de la Sociedad Económica de Amigos del País, de la que fue Secretaria General, y del patronato del Cementerio Inglés de Málaga sobre el que escribió un interesante libro. Perteneció a la Sociedad protectora de animales, la Sociedad Filarmónica, el Jardín Botánico La Concepción y la Asociación Arqueológica de Churriana, entre otras instituciones.

Expondré a continuación algunos datos biográficos de esta economista, facilitados en su mayor parte por la profesora Aurora Gámez Amián, catedrática de Historia Económica de la Universidad de Málaga y colaboradora y amiga de Marjorie Grice-Hutchinson. Nuestra autora nació en Eastbourne, Sussex, en la costa sur de Inglaterra, el 26 de mayo de 1909. Su padre fue un abogado londinense, George William Grice-Hutchinson, quien se desplazaba frecuentemente a otros países por razones profesionales, entre ellos España. Precisamente por esta razón, su única hija recibió educación en su propio hogar, sin asistir a colegios. No obstante, su formación fue rigurosa, llegando a dominar varios idiomas, entre ellos el español, además de lenguas clásicas, filosofía, matemáticas, ciencias y literatura.

En los años veinte del siglo pasado, George William Grice-Hutchinson decidió comprar una finca en Málaga, llamada San Julián, cerca de la desembocadura del río Guadalhorce. Allí pasaría largas temporadas, involucrándose en labores asistenciales, como la creación de una escuela en la propia finca para los hijos de los agricultores y un dispensario clínico en Churriana, dotado de avances señalados para la época, que prestaría grandes servicios a la comunidad en que vivía, cuando aún había enfermedades epidémicas difíciles de tratar y erradicar. Asimismo, en épocas de particular escasez, el Sr. Grice-Hutchinson procuró alimentos y medicinas a la población más necesitada. Y durante la guerra civil, entre 1936 y 1937, evacuó en su yate a la cercana Gibraltar a varias personas cuya vida corría peligro. Precisamente una de estas personas, Ana Freüller Valls, fue una de las mejores amigas de Marjorie y se convertiría, muchos años después, en su compañera de viajes académicos.

La formación superior de nuestra historiadora, especialmente en filología y lengua española, daría paso al estudio del pensamiento económico hispánico de las Edades Media y Moderna. Podemos situar el comienzo de dicho camino en el Londres a mediados de los años cuarenta, después de trabajar para el Foreing Office durante la segunda guerra mundial. Enseñó español en el King´s College, de la Universidad de Londres; entre 1948 y 1951 fue directora del departamento de español en el Birbeck College, de la misma Universidad, donde instituyó el premio Fray Luis de León a la mejor traducción de textos españoles al inglés. En esos mismos años, deseosa de proseguir sus estudios, ingresó en la London School of Economics and Political Science (LSE), uno de los más prestigiosos centros de Economía del mundo, con la intención de obtener un Honour Degree.

La LSE, en aquel tiempo, estaba dirigida por Lionel Robbins y sus dos figuras intelectuales más prominentes eran, por un lado, el socialista Harold Laski y por otro, el economista austriaco Friedrich von Hayek, perteneciente a la Escuela de Viena y en las antípodas ideológicas del socialismo. Precisamente Hayek —que recibiría el premio Nobel de Economía en 1974— dirigió, a fines de los años cuarenta, la investigación de Marjorie Grice-Hutchinson sobre las ideas económicas de la Escuela de Salamanca. No obstante, hay que precisar que él no sugirió este tema a la incipiente investigadora; al contrario, fue ella quien descubrió al profesor austriaco la existencia de dicha Escuela.

Hayek debió sorprenderse cuando su alumna encontró en los autores salmantinos nociones como la escasez relativa o la preferencia subjetiva aplicadas a la teoría del valor, cuando se atribuía el origen de esta idea a la Escuela de Viena, de la cual él mismo procedía.

En un principio, Marjorie Grice-Hutchinson había pensado dedicar su estudio al economista ilustrado de mediados del siglo XVIII Pedro Rodríguez de Campomanes. Sin embargo, la lectura del libro de José Larraz, La época del mercantilismo en Castilla (1500-1700), publicado en 1943, le permitió descubrir las ideas económicas de la escuela de Salamanca, en los siglos XVI y XVII, así como el carácter precursor que tuvieron para la moderna teoría económica.

De izquierda a derecha: Dña. Marion Reder, D. Francisco de la Torre
D. José Manuel Cabra de Luna, D. Pedro Tedde de Lorca, y Dña. Rosario Camacho

La lectura de Larraz, seguida por la de otros especialistas y, por supuesto, de los autores españoles de los siglos XVI al XVIII fue fundamental para el destino de la investigación de Marjorie Grice-Hutchinson, además de contar con las observaciones y sugerencias de su director, Friedrich Hayek, y de asistir a sus clases de Historia del Pensamiento Económico, desde los clásicos griegos a Keynes. En su estudio sobre la Escuela de Salamanca, Marjorie Grice-Hutchinson aprovechó su dominio del latín para leer la mayor parte de los textos originales escritos en dicha lengua.

Además de Hayek, Marjorie Grice-Hutchinson recibió, para su trabajo, el apoyo de Richard Sydney Sayers, una gran autoridad en teoría e historia de la banca. Tras la obtención del grado universitario, su estudio fue publicado como libro, La Escuela de Salamanca. Una interpretación de la Teoría Monetaria española, 1544-1606, editado por primera vez en inglés en 1952 y no traducido al español hasta 2005, por la entidad Caja España, en excelente edición de los profesores Luis Perdices de Blas y John Reeder.

Por Escuela de Salamanca se conoce al conjunto de profesores de esta Universidad, en su mayoría dominicos y también jesuitas, que en los siglos XVI y XVII, y bajo la influencia de la Teología y la Filosofía Escolástica de Santo Tomás de Aquino, se ocuparon de estudiar cuestiones relacionadas con la Ética, el Derecho y la Política. Los profesores salmantinos formularon interpretaciones renovadoras, particularmente en Teoría del Estado y Derecho Internacional o Ius Gentium, que regulaba las relaciones entre pueblos y seres humanos pertenecientes a diferentes naciones, todos ellos bajo unos mismos principios y derechos comunes de origen divino.

Las proposiciones de la Escuela de Salamanca sobre la relación existente entre los gobernantes y los gobernados, así como sobre los límites del poder respecto a los súbditos, tanto en los antiguos Estados como en los nuevos territorios americanos, se consideran hoy antecedente directo de la moderna formulación de los Derechos del Hombre y de la actual interpretación del Estado de Derecho.

Las ideas de la Escuela de Salamanca pronto trascendieron aquella Universidad e influyeron en el pensamiento social y político europeo, cuando la influencia neo-escolástica era aún muy importante. El tratadista a quien se considera cabeza de la Escuela de Salamanca fue Francisco de Vitoria (c.1483-1546), siendo asimismo miembros descollantes de ella sus discípulos Martín de Azpilcueta, Domingo de Soto y Diego de Covarrubias. Debe unirse a estos nombres los de una segunda generación, ya sin vínculos directos con Vitoria, en la que se integrarían, entre otros, el dominico sevillano Tomás de Mercado y los jesuitas Luis de Molina y Francisco Suárez, cuya docencia se impartió principalmente en Portugal, aunque todos ellos se formaron en Salamanca.

¿Por qué razón estos escolásticos, además de renovar las nociones de Ética, Política y Derecho, se preocuparon de cuestiones económicas? La respuesta que Marjorie Grice-Hutchinson da a esta cuestión es doble: por un lado, gracias a las ferias mercantiles, sobre todo de Medina del Campo, y al monopolio de Sevilla sobre el tráfico de metales y mercancías con las Indias, España se había convertido en un núcleo muy activo de la economía europea del siglo XVI. Por otro lado, los moralistas escolásticos analizaron la ética de los negocios, cuyos problemas más arduos trataban de desentrañar. Hay que subrayar que uno de los principales escritos de aquella escuela fue el Comentario resolutorio de cambios, de Martín de Azpilcueta, publicado como apéndice de un Manual de confesores y penitentes, y otra de aquellas obras, Tratos y contratos de comerciantes de Tomás de Mercado, intentó resolver las dificultades morales planteadas por la propiedad, el interés y los precios.

En el siglo XVI, el incremento de la oferta monetaria, debido a la llegada masiva de oro y plata hasta la Península Ibérica, y desde aquí al resto de Europa, trajo consigo una subida general y continua de los precios. A partir del concepto de precio justo de Santo Tomás de Aquino, entonces vigente, los moralistas se preocuparon por encontrar las razones de dichas alteraciones, no siempre fundadas en la codicia de los mercaderes.

Siguiendo a Larraz, Marjorie Grice-Hutchinson comprobó que algunas figuras de la Escuela de Salamanca, sobre todo Vitoria, Azpilcueta, Soto y Molina fueron los primeros en establecer una relación directa de causalidad entre la cantidad de dinero y el nivel de precios: el principal origen de la inflación es el exceso de dinero en circulación, dada la cantidad de bienes y servicios disponible a corto plazo.

Esta relación, conocida por teoría cuantitativa del dinero, fue formulada modernamente por el economista norteamericano Irving Fisher en 1911. Hasta mediados del siglo XX se consideró que su predecesor más remoto era el tratadista francés Jean Bodin, en 1568, pero gracias a Marjorie Grice-Hutchinson sabemos que el primero en formular dicha relación fue el tratadista español Martín de Azpilcueta, en 1556.

Grice-Hutchinson, basándose en Larraz, subrayó además cómo los autores de la Escuela de Salamanca, en su visión de los problemas monetarios, tuvieron en cuenta el mercado internacional. Según nuestra autora, así obtuvieron su logro más sobresaliente y original: anticipar en más de tres siglos la teoría de la paridad del poder adquisitivo, que el economista sueco Gustav Cassel formularía modernamente en 1918. Cuando hoy comparamos los salarios o los ingresos medios en Málaga, Nueva York o Londres, sabemos que no sólo hay que tener en cuenta el tipo de cambio entre el euro y el dólar o la libra, sino también los distintos niveles de precios, es decir, la diferente capacidad adquisitiva en una economía.

Marjorie Grice-Hutchinson, aunque señala las aproximaciones a esta teoría de autores como Domingo de Soto o el propio Martín de Azpilcueta, destaca sobre todos al sevillano Tomás de Mercado. Decía este último, en su obra Tratos y contratos de mercaderes (1569), que el dinero «en toda Flandes, en toda Roma, se estima más que en toda Sevilla, y en Sevilla más que en las Indias, y en Indias más en Santo Domingo que en Nueva España, y en Nueva España más que en Perú». Es decir, una misma unidad monetaria, sin variación de su contenido metálico y peso, valía en un lugar más que en otro, debido al diferente nivel de carestía. Y además, tales diferencias en el nivel de precios y en el valor real del dinero provocaban movimientos internacionales de caudales, hoy diríamos flujos de renta o de capital, y también de mercancías.

La publicación de esta investigación en Oxford, en 1952, que recibió reseñas de prestigiosos especialistas, parecía preludiar una brillante carrera de investigadora y docente en la Universidad británica. Pero un año antes, en 1951, nuestra autora sorprendió a sus compañeros universitarios dando un giro radical a su vida, al decidir casarse con el barón Ulrich von Slippenbach, ingeniero alemán residente en Málaga, para dedicarse a la agricultura y a las tareas familiares en el Sur de España.

El regreso a Málaga dio oportunidad a Marjorie para proseguir su labor altruista, ahora en su nueva finca, Santa Isabel, en el camino de Churriana a Cártama, donde ella y su marido crearon una escuela para 120 niños y niñas de la zona. Fruto de las anteriores experiencias son los libros A Málaga Farm, editado originalmente en 1956 y Children of the Vega. Growing up on a farm in Spain, en 1963. Sólo el primero de estos dos volúmenes tuvo traducción al español en 2001, con el título Un cortijo en Málaga y prólogo del profesor Juan Antonio Lacomba, una publicación que seguramente produjo una gran satisfacción a su autora cuando contaba con 92 años.

En sus páginas se describe la realidad social del campo malagueño a mediados del siglo pasado, desde el punto de vista de una extranjera que vivió en aquel mundo, hoy casi desaparecido. En aquellos años, Marjorie Grice-Hutchinson contaba con amigos muy próximos, tanto españoles como extranjeros residentes en Málaga, entre ellos Gerald Brenan y Gamel Woolsey, para cuyo libro El otro reino de la muerte, sobre los primeros meses de guerra civil en nuestra ciudad, escribió el prólogo de la edición española de 1994.

Pero nuestra autora estaba muy lejos de abandonar el mundo académico y la labor editorial e investigadora. En 1978 publicó en inglés El Pensamiento económico en España, 1177-1740, en el cual examina la influencia intelectual de la Escuela de Salamanca en otros países. En el mismo libro analiza la recepción de las ideas económicas de Platón y Aristóteles por los autores medievales cristianos, principalmente a través de filósofos andalusíes como el cordobés Averroes, y las distintas posposiciones de política económica de economistas españoles desde mediados del siglo XVI, hasta el siglo XVIII. Particularmente interesante resulta su análisis sobre el encubrimiento del interés cobrado por judíos, islámicos y cristianos, cuando dicha práctica era ilegal.

En 1979, la historiadora británica se incorporó al Departamento de Teoría e Historia Económica de la Universidad de Málaga (UMA), por invitación del Profesor Antonio Argandoña, con quien había coincidido en una reunión de la sociedad Mont Pelerin, importante grupo de pensamiento liberal creado por Friedrich Hayek en 1947. Desde aquella fecha y a lo largo de más de veinte años, Marjorie fue profesora extraordinaria de Historia Económica en la UMA y colaboró con otros investigadores españoles, como Enrique Fuentes Quintana, Ernest Lluch y Pedro Schwartz, y también con departamentos universitarios de Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos y Japón.

Entre 1980 y 2003 publicó más de 20 trabajos nuevos, exclusivamente de Historia del Pensamiento Económico, algunos de ellos recogidos por Larry Moss y Christopher K. Ryan en El pensamiento económico en España. Ensayos selectos de Marjorie Grice-Hutchinson, libro editado en inglés en 1993 y en español en 1995.

Algunos de sus últimos escritos sobre las aportaciones de la Escuela de Salamanca a la ciencia económica estuvieron inspiradas por el deseo de aclarar cuáles fueron sus propias fuentes de inspiración y qué autores antecedieron sus estudios, entre ellos Larraz, cuya memoria y trabajo siempre reivindicó. El profesor Schwartz, en un artículo escrito tras la muerte de la historiadora británica, destacó su claridad de exposición, cuidado en los detalles, despierta curiosidad y una modestia desacostumbrada en la vida académica española.

España tiene, sin duda, una enorme deuda intelectual con Marjorie Grice-Hutchinson. Pensemos que las ideas económicas de la Escuela de Salamanca habían quedado casi totalmente relegadas al olvido, una vez que la Filosofía Escolástica había dejado de ser predominante en Europa, a partir de la segunda mitad del siglo XVII. Y su rescate por los autores españoles de los años cuarenta del pasado siglo no tuvo el eco que merecían. La falta de comunicación intelectual —no digamos ya política— entre España y el mundo occidental durante el franquismo explican en buena medida esa postergación.

Por ello, la obra de Marjorie Grice-Hutchinson, difundida además en inglés y por prestigiosas editoriales británicas, fue y es fundamental para que nuevamente las interpretaciones económicas de Azpilcueta, Mercado y Molina volviesen a considerarse en el mundo científico. Por estas razones, en 1993 recibió el doctorado Honoris causa de la Universidad de Málaga, y un año después la misma distinción de la Universidad Complutense de Madrid.

Si España tiene una deuda con Marjorie Grice-Hutchinson, también la tiene Málaga, y no sólo intelectual. Basten mencionar las dos importantes donaciones que hizo a la Universidad de Málaga: su finca San Julián en 1984, convertida en la actualidad en Centro experimental botánico Grice-Hutchinson, y años después su rica biblioteca.

Quienes la trataron personalmente recuerdan su respeto hacia las ideas ajenas, así como su tolerancia y empatía con aquellos que la rodeaban. También su sentido del humor y una sencillez que quiso mantener hasta el final. Recuerdo el día de su funeral, una lluviosa tarde de abril de 2003, en la capilla de Saint George, del Cementerio Inglés, cuando la persona encargada de hacer su oración fúnebre reveló las indicaciones que la propia Marjorie había encomendado para aquella ocasión: «Que no sea muy larga; que no sea muy elogiosa; que no sea muy pía».

Allí quedaron sus cenizas, en un lugar de Málaga cercano al mar, rodeadas de los jardines y recuerdos que habían recibido su afecto. En el homenaje que la revista Cuadernos de Ciencias Económicas y Empresariales, de la UMA, le había dedicado en 1999, mi colaboración no fue un artículo científico, sino un poema sobre Robert Boyd, el irlandés caído junto a Torrijos, cuya sepultura dio origen al Cementerio Ingles de Málaga. La profesora Grice-Hutchinson, como hizo con todos los colaboradores del homenaje, me escribió una carta afectuosa en la que se refería a aquel hecho histórico. Quisiera acabar mi discurso de ingreso con los últimos versos de ese poema, cuyo sentido no sólo puede aplicarse a Boyd, sino a la propia Marjorie:

Que la inconsciente luz de quienes viven libres
proteja para siempre tu memoria.

Pedro Tedde de Lorca

Sras. y Sres. Académicos con D. Pedro Tedde de Lorca
al finalizar el acto de Toma de Posesión