LA FUENTE DE GÉNOVA, UNA HISTORIA INTERMINABLE

  • Estrella Arcos von Haartman
  • Publicado en la sección 03 Colaboraciones de Académicos ©
  • Anuario 2016. Segunda Época (descargar pdf)

A

raíz de las más recientes intervenciones de restauración sobre este singular elemento de Málaga, hito urbanístico del espacio más genuino de la ciudad y referente artístico y documental de su historia, cabe sacar a la luz la abundante información de ella emanada y que ha enriquecido los estudios precedentes.
Toda investigación sobre un Bien Cultural suele aportar novedosos datos, cada análisis exige mayor honestidad y rigor en su interpretación, cada proceso de restauración suscita nuevas preguntas y nuevos retos. De ahí que, aun habiéndose reflexionado previamente sobre el objeto artístico, éste conlleva una historia inacabada, viva y exigente que demanda una continua puesta al día.
Las intervenciones –en este caso referidas a los aspectos de su conservación- han generado abundantes datos que han sido inicio y conclusión para su mejor conocimiento. No siendo éste el espacio más adecuado para transmitirlos en su totalidad, parece más conveniente acercar algunos puntuales que permitan una somera apreciación de su interés.

Aproximación histórico-artística

Las fuentes como mobiliario urbano ejercen, junto con su carácter utilitario, una función de ornato desde el momento en que incorporan esculturas u otros elementos singulares, normalmente de carácter simbólico o denotadores de los poderes públicos y privados, como son los retratos o los escudos nobiliarios. Tal es el caso de la Fuente de Génova, cuyos orígenes exactos discurren entre referencias documentales relativamente vagas además de escuetas, relatos de inspiración novelesca y un proceso de transformaciones y reformas que llevará a completar las piezas originales del s. XVI con los añadidos y retoques del XVII (tramo escultórico intermedio y estanque inferior) y los reajustes del XVIII. Su trayectoria está íntimamente relacionada con el proceso histórico vivido por la ciudad en búsqueda de su propia identidad urbanística, ya que desde su llegada al puerto de Málaga –probablemente desde Génova, de ahí su nombre- como simple columna esculpida sirvió como hito en la Plaza Mayor (documentada en un grabado de Anton van Wyngaerde hacia 1550, ubicada en este espacio en el plano más antiguo de la Plaza de las Cuatro Calles y citada también por Ponz), pasando en 1805 al paseo de la Alameda como punto de atracción visual. Aquí estaría hasta 1898, donde es sustituida por el Monumento al Marqués de Larios, de Benlliure. A partir de 1924 se instala en la Glorieta del Parque y ya en 2013 se traslada a la Plaza de la Constitución tras las reformas de peatonalización del entorno.

LA FUENTE DE GÉNOVA EN LA ALAMEDA. GRABADO (C.1855-60)

El trabajo del estanque, realizado en dos momentos (1560 y 1629) se compone de doce piezas labradas con frentes estriados y con festones recogidos por anillas y rosetas, y doce poligonales que sirven de ángulos. La unión entre todos se efectúa mediante lañas de bronce tomadas con plomo fundido. En su último desmontaje se pudo apreciar las marcas de cantero y la numeración correlativa existente en las caras interiores. Del centro emerge el estilizado vástago que sostiene los diferentes conjuntos escultóricos, que aunque de cronologías diferentes guardan una magnífica armonía plástica. Todo su repertorio iconográfico juega con la mitología clásica y especialmente con las divinidades acuáticas: el cilindro inferior alberga tres figuras de sirenas que enlazan las colas bífidas y las manos a través de guirnaldas de flores; en el primer cuerpo se aprecian tres ninfas o nereidas acompañadas por delfines y, sobre ellas, el contrapunto de las cabezas de Medusa. La primera taza de la fuente, junto al segundo cuerpo escultórico, corresponde a la adición de José Micael Alfaro que entre 1633-1634 añade en esta zona las figuras de Neptuno, Anfítrite y Portuno (según interpretación de Dña. M Dolores Aguilar) acompañados por el escudo de la ciudad y el imperial. Sobre este cuerpo, una nueva taza decorada sirve de apoyo a otro tramo con tres robustos niños y que dan paso al remate del águila que derrama el agua desde el punto más elevado de la fuente.

PLANO DE LA PLAZA DE LAS CUATRO CALLES, CON UBICACIÓN EXACTA
DE LA FUENTE, DE 1571. A.M.M., COLECCIÓN DE ORIGINALES VOL. 7, FOL.13
FOTO: DÑA. Mª PEPA LARA

En cuanto a los materiales utilizados en su labra se han identificado, a través de la observación directa y los análisis petrográficos realizados, la caliza oolítica brechoide en el vaso inferior y el mármol de Carrara y de Mijas (éste último empleado en el añadido de Micael Alfaro), en el vástago central. Estos diferentes litotipos han determinado en gran medida la evolución material del conjunto dada la distinta estabilidad y resistencia ambiental por la diferente porosidad y granulometría que presentan.

Estado de conservación y causas de alteración

Estos apartados han supuesto el profundo conocimiento de los orígenes de las degradaciones o modificaciones que han alterado la imagen del conjunto monumental estudiado y las consecuencias directas que de ellas se han derivado todo lo cual, como es obvio, tiene su correlación lógica en las subsiguientes propuestas de intervención.
En la restauración llevada a cabo en 2003 se realizaron concienzudos análisis que facilitaron la toma posterior de decisiones. En primer lugar, resulta evidente que tanto la composición química como la porosidad del material juegan un papel importante en la alteración física, química y mecánica del sustrato, así como en la colonización y asentamiento de cualquier comunidad biológica del entorno. Se analizó con profusión el entorno climático y las influencias de los contaminantes atmosféricos con las especiales circunstancias de su ubicación (cercana al puerto, entre dos avenidas con mucho tráfico rodado e imbricada en el ajardinamiento que le rodea) para obtener la mayor cantidad de datos de agentes exógenos de degradación que han influido en su estado. A modo de compendio cabe señalar los siguientes factores:

-Alteraciones de origen biológico. Entre los agentes implicados se encuentran las bacterias, hongos, algas, líquenes y musgos. La magnitud y tipología de daños que ocasionan están directamente relacionadas con su naturaleza y con las condiciones medioambientales, participando en el deterioro y envejecimiento de los materiales, provocando transformaciones específicas a nivel molecular que acaban por ocasionar daños apreciables macroscópicamente. La presencia de grietas y fisuraciones, además de ser un claro indicador de la problemática general del conjunto, son zonas de depósito de suciedad que se convierten en focos altamente susceptibles de ataques biológicos que provocan daños físicos, químicos y enzimáticos. Dentro de los estudios para determinar la contaminación microbiana se realizó un muestreo sobre la superficie para identificar los géneros y las especies de las diferentes comunidades biológicas encontradas.

DETALLE DE UNO DE LOS MASCARONES ANTES DE LA RESTAURACIÓN DE 2003, CON ABUNDANTES DEPÓSITOS DE SUCIEDAD, PERO CON LA TALLA COMPLETA DE 2003

IMPORTANTES PÉRDIDAS DE LA TALLA POR DISOLUCIÓN DEL MATERIAL, DOCUMENTADO EN 2016

 

 

En cuanto a las plantas superiores, el entorno ajardinado –y especialmente los Taxodium Distichum cercanos- ofrece las mejores condiciones para la proliferación de semillas y esporas que, junto con la humedad del entorno y los depósitos terrosos sobre la fuente ayudan a su implantación y crecimiento sobre la misma.

Los excrementos de pájaros y el agua proveniente del circuito cerrado con los estanques del Parque favorecen una presencia continua de materia orgánica muy ácida que, en contacto con el carbonato cálcico de los mármoles, alcalino, va a producir un constante ciclo de disolución y disgregación de los componentes.
-Alteraciones de origen físico-químico. La suciedad acumulada es debida a la deposición de partículas sólidas sobre la superficie, que en su mayoría proviene de la contaminación ambiental externa. El efecto que produce esta capa de suciedad es un ennegrecimiento del tono general, variando las condiciones cromáticas originales e impidiendo su óptima visualización. Por otro lado, la presencia de gruesas capas de carbonataciones debida tanto a la cal presente en el agua como a las alteraciones del propio material ha tenido como consecuencia la ocultación de detalles tergiversando en gran medida el aspecto original.
– Alteraciones derivadas de los materiales y técnica de ejecución. Los defectos de la técnica (fisuraciones provocadas durante la extracción del material o su labra, acabados no pulidos, anclajes, etc.) y las características del material (porosidad, permeabilidad, índices de absorción-desorción, granulometría, etc.) existentes entre los diferentes tipos de piedra –mármoles caliza- se traduce de forma inmediata en su estabilidad y/o vulnerabilidad.
– Alteraciones de origen medioambiental. El análisis efectuado acerca de los agentes climatológicos (régimen de vientos y sus consiguientes procesos de alveolización, temperatura –relacionada con el coeficiente de dilatación térmica del material-, precipitaciones, nubosidad e insolación) y de los contaminantes atmosféricos (monóxido e hidróxido de carbono, hidrocarburos, dióxido de azufre, partículas, plomo y oxidantes fotoquímicos) resultaron clave para la intervención, la conservación preventiva y la decisión sobre la idoneidad de su nueva ubicación.
– Alteraciones de origen humano. Las diferentes manipulaciones a las que se le ha sometido han tenido consecuencias directas sobre el conjunto monumental como, por ejemplo, las cromatizaciones provocadas por la incorporación de elementos metálicos, las reparaciones con morteros de cemento, juntas de siliconas, sustitución o añadidos absurdos de algunos caños en zonas donde nunca habían existido, empleando plomo en vez de bronce, unión de fragmentos (en algún caso mediante lañado) sin conseguir ajustes correctos, los potentes recrecidos con ladrillo y mortero del fondo, laterales y cimera del estanque, etc. A todo ello es necesario añadir los barridos provocados por una escorrentía forzada por la inclinación de unos cinco centímetros del conjunto, proveniente de fallos de asentamiento o colocación.
Todos estos factores analizados tuvieron su consecuencia directa en la restauración seguida. Sin embargo, tras la colocación de la Fuente en la Plaza de la Constitución en 2003 no se llegó a acometer trabajos de mantenimiento alguno, a pesar de los diversos informes redactados al respecto por el mismo equipo restaurador en los años siguientes. Finalmente, en 2016, y ya obligado por la notable degradación que presentaba y la caída de fragmentos de la taza superior, se vuelve a plantear un estudio previo y una nueva propuesta de intervención, ésta vez con carácter urgente. En este caso, como es obvio, no se van a encontrar daños producidos por plantas superiores pero sí por bacterias, hongos y líquenes, claramente relacionado con la falta de tratamiento del agua, abundante suciedad superficial, fuertes cromatizaciones rojizas y negras, presencia de fisuras y fracturas, caída de fragmentos y, especialmente, una gravísima pérdida de volúmenes en los mascarones con salida de agua, en las zonas de escorrentías, en el interior y bordes de los platos y, en general en todos los elementos escultóricos y el ástil, así como en el fondo y paredes del estanque. El origen de todo ello se debe a la disolución superficial por pérdida de cohesión entre los granos de calcita provocado por las limpiezas agresivas con ácidos llevados a cabo por personal no cualificado y, probablemente, su inclusión en el mismo circuito de agua.

Intervenciones de restauración

Como es prescriptivo, antes y durante el proceso restaurador (2003) se lleva a cabo un minucioso trabajo de documentación gráfica y fotográfica con los medios más adecuados. Entre ellos destaca la toma de datos por topógrafos a fin de obtener la posición planimétrica precisa de cada elemento, determinar exactamente la orientación cardinal para la realización de los alzados definitivos y tomar una nube de puntos tridimensionales en los elementos más significativos del cuerpo principal de la fuente. Estas referencias se utilizan también como los más fiables para el ajuste del posterior montaje del conjunto. Paralelamente se desarrolla el proyecto de desmontaje de las diferentes piezas, siendo fundamental el conocimiento del peso. Para su obtención se parte de sólidos (estructuras alámbricas) desde prismas poligonales para el estanque y para el pilar de sólidos a partir de extracción y revolución de perfiles. Una vez determinados los volúmenes y conociendo la densidad del material, es fácil ajustar este dato. Al mismo tiempo, se estudia el sistema más fiable de separación y elevación de las diferentes piezas, que varían entre los 30 y los 1.980 kg, se evalúa la accesibilidad al espacio –condicionada por la arboleda circundante y el tráfico de las vías adyacentes-, los medios auxiliares más adecuados, el sistema de protección flexible y rígida para cada pieza y la protección de aceras y accesos dado el uso de camiones y grúas.

PROCESO DE LIMPIEZA DURANTE LA RESTAURACIÓN DE 2003

ASPECTO PARCIAL DE UNO DE LOS CUERPOS ESCULPIDOS CON CROMATIZACIONES Y LÍQUENES ANTES DE LA INTERVENCIÓN DE 2016

Tras los trabajos preliminares de colocación de andamiaje, limpiezas superficiales, pre-consolidación de las zonas más disgregadas y eliminación de los añadidos de ladrillo y cemento del interior se procede, tras una minuciosa protección, con la separación de cada pieza para su desmontaje, izado y traslado. En este momento se obtienen las primeras conclusiones con respecto al sistema de fontanería (a caño libre en su recorrido central y distribución hacia los diferentes orificios de salida), los recursos de sujeción y anclaje (emplomados intermedios, pernos de hierro incorporados posteriormente, lañas de bronce), desplomes del conjunto, restituciones volumétricas, reposiciones de fragmentos, etc. Asimismo se aprecia el trabajo de machihembrado para los encajes entre las piezas del estanque comprobándose gracias a la numeración incisa existente, que algunas de ellas no se habían colocado correctamente durante los traslados precedentes.
Los procesos de restauración propiamente dichos, una vez trasladada a la nave-taller habilitada para ello, acometieron los trabajos de limpieza de la costra biogénica, extracción de sales solubles y las gruesas capas de carbonataciones, eliminación de las cromatizaciones y manchas de óxidos. En esta fase se procedió, asimismo, a extraer todos los añadidos incorporados en sucesivas intervenciones y a todas luces inadecuados y dañinos estética y físicamente, tales como caños fuera de sitio, elementos metálicos de sujeción de fragmentos separados, restos de adhesivos, emplomados, cementos, etc. que en algunos casos suponían el 50% del volumen del fragmento. En esta línea, un caso especialmente complejo lo supuso la extracción de tubos de hierro en el centro de la columna principal que servía de anclaje y paso de agua con un alto nivel de corrosión, y la aparición de seis gruesos pernos, también de hierro, que servían de unión al cilindro de las sirenas con su base y remate superior, algunos de los cuales hubo que optar por su inhibición y encapsulado ante la imposibilidad de su extracción.
La intervención se completa con la nueva unión de fragmentos, sellado de fracturas y fisuras, injertos en piedra en las piezas del estanque, estucado de lagunas, reintegración cromática, protección e hidrofugación. Por otro lado, los caños y lañas de bronce reciben su correspondiente tratamiento de limpieza, inhibición y protección, realizándose los faltantes con diseño, material y patinado similar a los originales.
El traslado y recolocación en su actual ubicación en la Plaza de la Constitución pasó necesariamente por un nuevo replanteo topográfico, la instalación del sistema de fontanería y el sellado de las uniones a fin de conseguir una correcta estanqueidad del conjunto.
Como ya se ha comentado anteriormente, se planteó una nueva intervención en 2016 obligada por el aspecto degradado que ofrecía. El paso del tiempo y, especialmente la ausencia de cualquier mantenimiento conllevaron un importante cambio en su aspecto debido a las fuertes cromatizaciones y abundante suciedad presente que ocluía las salidas de agua, así como la presencia de hongos y líquenes. Sin embargo, el principal daño, por desgracia ya de carácter irreversible, se había originado por las agresivas limpiezas que han provocado grandes pérdidas de material en todas las zonas citadas anteriormente. Se lleva a cabo, por tanto, una nueva minuciosa limpieza, la unión de fragmentos caídos, sellado de fisuras, protección e hidrofugación con productos de formulación nanotecnológica.

DETALLE ACTUAL DE LA ZONA SUPERIOR DE LA COLUMNA CENTRAL

En última instancia, y por retomar las palabras del título robadas a Michael Ende, parece francamente penoso que esta pieza, como tantas otras descuidadas en la necesidad de su mantenimiento, tenga que pasar por esa historia interminable de, en el mejor de los casos, nuevas intervenciones de restauración. La dejadez, el desconocimiento, la falta de aprecio, de respeto y de admiración o, incluso, las razones de carácter económico, tienen en los bienes patrimoniales un importante impacto. Sin embargo, velar por lo que fundamenta nuestra historia e identidad ha tenido referencias legales desde época muy temprana: no olvidemos que ya el emperador Constantino constituyó el cuerpo de curator statuarium con el fin de preservar y mantener las piezas singulares que ornaron el foro romano. Y, en el caso concreto de esta fuente, cabe reseñar el contenido del Real Despacho del 12 de junio de 1560 donde se confirma la costosa inversión por la adquisición, reajuste y terminación del conjunto, informándose a la Ciudad que es una fuente de agua muy principal en que se habían gastado más de seis mil ducados y el maestro que la hizo quedó y se obligó que por tiempo de diez años. El acuerdo capitular del mismo año de contratar de inmediato los servicios de un guarda conservador de las fuentes de la ciudad y, especialmente, de la de Génova, demandando expresamente su cuidado pues es una pieza muy rica , confirma la alta estima que desde sus comienzos disfrutaría por su belleza y el elevado desembolso que ya desde entonces y hasta la actualidad ha supuesto su ejecución, mantenimiento y preservación.

UBICACIÓN EN EL PARQUE, ENTRE 1924 Y 2003

Afortunadamente, las actuales normativas en vigor contemplan la absoluta necesidad y evidencia de que cualquier intervención tiene una vida limitada si tras eliminar las principales causas de deterioro de las mismas y efectuar los trabajos pertinentes para su puesta en valor, no se incide en la protección y en un posterior programa de mantenimiento. Por ello y como colofón, cabe resaltar la siguiente cita:

“El único aspecto que quizás pueda ser considerado realmente innovador con relación al pasado, es la constatación de que ninguna intervención de conservación, aunque sea realizada con el mejor de los conocimientos actuales, pueda durar indefinidamente y por lo tanto la única medida a tomar por una política real de conservación del patrimonio histórico-artístico es programar, simultáneamente a la intervención de conservación de carácter extraordinario, un plan de inspecciones periódicas que permita conocer a tiempo la eventual necesidad de nuevas intervenciones, antes de que se produzcan daños de mayor entidad y ciertamente de mayor costo, sea en términos estrictamente económicos o en aquellos derivados de la pérdida irreversible de partes de la obra tratada, que se quería conservar” (M. Laurenti Tabasso. Instituto Centrale del Restauro).