LA SITUACIÓN DE LAS MINORÍAS EN ORIENTE MEDIO CON ÉNFASIS EN LAS CRISTIANAS

  • Francisco Javier Carrillo Montesinos
  • Publicado en la sección 03 Colaboraciones de Académicos © 
  • Anuario 2017. Segunda Época (descargar pdf) 

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ablar de los cristianos en Oriente Medio requiere, ante todo, precisar la terminología y centrarla en su contexto.
Por una parte, las comunidades históricas de cristianos en el Medio Oriente se han ido perpetuando a través de los siglos y reciben, todos, el calificativo de árabes cristianos. Son aquellos que formaron comunidades, sea en zona rural, sea en zona urbana, y que tienen el derecho a la ciudadanía y a la nacionalidad según los países actuales en que están asentados (Líbano, Siria, Iraq, Jordania, Egipto, Etiopía, Sudán, podríamos hablar de Túnez, Libia, Argelia y Marruecos). En todos estos países constituyen unas minorías en relación al resto de la población. Algunos asentamientos cristianos se perpetúan (los menos) desde el siglo I, es decir, 6 siglos antes de que el Islam fuese creado; no es así en lo que se refiere al Judaísmo.
La Palestina histórica siempre tuvo una población cristiana histórica (los Franciscanos son el ejemplo más significativo) por motivo de los Santos Lugares, en particular el Santo Sepulcro en Jerusalén.
A esta población de cristianos históricos en el Oriente Medio, se le unió otra por aluvión: los peregrinos a los Santos Lugares, las Órdenes religiosas diversas más las específicas que surgieron con Las Cruzadas. Así ocurrió con la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, con la Orden del Templo, con la Orden de Malta, con la Orden Teutónica y con la Orden de San Lázaro. Muchos de los integrantes de La Cruzadas se asentaron en tierras de Oriente Próximo.
A este aluvión de cristianos medievales les siguieron sucesivos aluviones hasta nuestros días, siendo particularmente numerosos durante la colonización francesa e inglesa.
Posteriormente a la época de la colonización, llegaron al Oriente Medio y, en particular a la Palestina histórica (antes y después de la creación del Estado de Israel en 1948) otras olas de cristianos, sobre todo de órdenes religiosas, misioneros, Legionarios de Cristo, Opus Dei, los «Kikos», etc., que se estructuraron en torno a los Santos Lugares y en coordinación y bajo la autoridad del Patriarcado Latino de Jerusalén de obediencia a Roma. Como decimos más arriba, los Franciscanos fueron la constante histórica, designados por el Papa de Roma como «Custodio de los Santos Lugares». En la actualidad, el Papa Francisco ha nombrado un Franciscano Patriarca Latino de Jerusalén a cuya tarea se une la de Custodio de los Santos Lugares,

Iglesias incendiadas en oriente Medio por el Daesh

Breve bosquejo histórico
La Primera Guerra Mundial (1914-1919) coincide con el desmantelamiento del Imperio Otomano, que ocupaba el Oriente Medio (en particular Siria, Iraq, Palestina y Egipto, en donde las intrigas de Gran Bretaña y Francia agitaron la hostilidad de los clanes y tribus locales contra Estambul); también la Península Arábica (en donde los británicos —recuérdese el legendario Lawrence de Arabia— agitaron por su parte a las tribus guerreras locales, como ocurrió en la Península del Sinaí), y cuya frontera occidental en el norte de África era Marruecos.
Puede afirmarse, dentro de la obligada simplificación que estoy haciendo, que en aquel entonces eran territorios sometidos al Imperio Otomano, en donde no existían ni el concepto de fronteras ni el de nación, propiamente hablando, habitado por una diversidad de clanes, tribus, y comunidades diversas, entre ellas, los cristianos. Vencido el Imperio Otomano, [con la excepción pintoresca del Bey de Túnez que, en realidad, era un Gobernador turco que transformó su familia en dinastía «real» por decisión propia hasta la independencia de Túnez], los franceses y los ingleses estaban negociando en secreto, al mismo tiempo, con el apoyo de la Rusia zarista, el reparto de esos territorios. Ello dio lugar a los Acuerdos secretos llamados «Sykes-Picot» (1916). Con estos Acuerdos, Francia y Gran Bretaña (que se había reservado la Península Arábica) se repartieron el Oriente Medio y Próximo de la siguiente manera: Para los británicos, Palestina (1920-1948) e Iraq (1920-1932). Para los franceses, Siria y Líbano (1923-1946). El trazado de fronteras fue totalmente artificial, sin tener en cuenta a las poblaciones locales, como artificiales fueron las «dinastías árabes» que inventaron para sucederles con la creación de Estados-nación conforme al modelo europeo de la época. Ese trazado de fronteras, definido desde despachos británicos y franceses, no sólo fue artificial, —insisto—, sino que además no tuvo en cuenta a las minorías en general y a las poblaciones transfronterizas en particular. Francia y Gran Bretaña se apoyaron en las mayorías relativas históricas en Siria e Iraq de musulmanes chiíes y suníes. Las minorías de aquella época fueron marginadas: cristianos, armenios, kurdos, turcomanos, yazidíes, siriacos, alauíes, drusos, palestinos, ismaelíes, duodecimanos. En Líbano, los cristianos maronitas (romanos) eran mayoría, junto a suníes, chiíes, cristianos ortodoxos griegos, cristianos no maronitas, greco-católicos, drusos, palestinos, armenios y kurdos.
Este mapa poblacional explica, en la actualidad, las fuertes tensiones, la inestabilidad y las guerras en esta región con el enfrentamiento que se remonta a los orígenes del Islam entre chiíes (Irán a la cabeza) y suníes (Arabia Saudí como exponente máximo) en una guerra sin cuartel por la hegemonía en la región.
A ello hay que añadir la fundación del Estado de Israel en 1948, la no resolución de la «cuestión palestina» y el descubrimiento de importantes yacimientos de petróleo y de gas.

Todos estos elementos considerados en su conjunto son las causas de las guerras y de sus consecuencias (Daesh y Al Qaeda).

Los cristianos de oriente

Algunas cifras podrán ilustrarnos el inquietante decrecimiento de la población árabe-cristiana en el Oriente Medio, entendiendo por Oriente Medio a los siguientes países: Líbano, Siria, Iraq, Jordania, Cisjordania y Gaza, Israel, Egipto, Sudán, Yemen y los 5 Emiratos del Golfo Arábico. La totalidad de la población de todos esos países sumaba, en 1948, una población total de 54 millones de personas, de los que 10,2 millones eran cristianos, lo que representaba un porcentaje de 18,9%. En 2010, el total de población de esos países era de 256,8 millones de personas, de los que 18,9 millones eran cristianos, lo que representaba un 7,3%.
Con datos de 2010, la mayoría de los cristianos se encuentra en Sudán del Sur (7,5 millones que representa un 17 % de la población total; en Egipto (8 millones que representa a un 10% de la población total) y en Líbano (1,4 millones que representa a un 34% de la población total).
Si nos detenemos en países en guerra o con alta tensión, y con datos de 2010, está Siria con 1 millón de cristianos que representan el 4,6% de la población total; Iraq con 0,25 millones y un 0,5% de la población total; Territorios Palestinos: 0,05 millones y 1,6% de la población total; e Israel: 0,33 millones de cristianos y un 4,6% de la población total. En Arabia Saudí y en Yemen no existe población cristiana por estar expresamente prohibido.
Si observamos a países no árabes, los cristianos de Turquía han pasado de 2 millones a 85.000. Y en Irán, alcanzan la cifra de 200.000.
Apenas quedan cristianos en Iraq. Y, dato significativo, la ciudad de Belén que era de mayoría árabe-cristiana, hoy son minoritarios.

Actualidad

Desde 2010, no existen datos fiables a causa de las guerras que han colocado a las minorías en medio del fuego cruzado, lo que ha originado persecución, muertes y una gran ola de refugiados. Entre los refugiados, los que son cristianos afirman particularmente el deseo de volver a sus países cuando las guerras acaben y Daesh desaparezca de esos territorios.Santos Lugares
Puede afirmarse que la región y los países en donde se localizan los Santos Lugares se están vaciando de la población cristiana que allí habitaba desde hace siglos. Existen iniciativas diplomáticas para dar una protección internacional a los Santos Lugares (tanto cristianos, como judíos y musulmanes) y permitir así el libre acceso de peregrinos de las tres grandes religiones monoteístas. Pero estas iniciativas quedan, por el momento, sobre el papel.

Es de destacar, como ya se ha mencionado más arriba, el papel que juega, para el mundo cristiano, el Patriarcado Latino de Jerusalén y la Custodia de los Santos Lugares en Tierra Santa, hoy bajo la dirección de los Franciscanos. Pero en este punto concreto hay que subrayar que las organizaciones cristianas que abren Casa en Tierra Santa: sus promotores no son originarios de la región; no son árabes-cristianos.

<strong>Yihadismo y Fundamentalismo</strong>
Las guerras actuales, la presencia de Daesh y de Al Qaeda, y un nuevo oleaje contrario a las minorías promovido fundamentalmente por musulmanes suníes y chiíes, potenciado por Arabia Saudí y por Irán, están provocando el éxodo de los árabes-cristianos del Oriente Medio, [además de los otros refugiados por causa de guerra], lo que ha diezmado considerablemente su presencia en la Región con la hipótesis fuerte de que lleguen a desaparecer.

Perspectivas de futuro

No cabe duda de que tras las guerras en Iraq y en Siria, con la derrota territorial del yihadismo de Daesh y de Al Qaeda [que se expanden por otras zonas del mundo, sobre todo en África-Sahel para seguir con sus planes de terror], el diseño y definición de los futuros Estados de Iraq y de Siria corresponderá a las poblaciones que allí han vivido durante siglos (los árabes-cristianos incluidos) y que siguen viviendo a duras penas.
Será preciso recurrir a un «esfuerzo constitucional federalizador», de justicia distributiva de los recursos naturales (entre ellos, los hidrocarburos), y de equidad para integrar las identidades de los grupos mayoritarios y de todas las minorías. Será preciso también encontrar un terreno «neutro», de consenso, en donde juegue la total libertad religiosa, parte integrante de las libertades públicas, a través de una laicidad «activa e integradora», bajo el común denominador del respeto de los derechos humanos universales. En particular, el respeto al derecho a la vida y a la dignidad de cada persona humana. Aquí valdría aplicar la expresión utilizada recientemente por el nuevo Presidente de Francia: «El Estado es laico pero la sociedad no lo es». [Aplicable a España, de la mano de la Constitución de 1978]. Esa podría ser una importante perspectiva para la reconstrucción de Siria e Iraq, cuyos conflictos se han internacionalizado a causa de intereses contradictorios, conflictos que encuentran su origen inmediato en la guerra de Iraq.
¿Estarán en favor de esta tarea los países de la región, con pretensiones hegemónicas, como lo son Arabia Saudí, Irán y Turquía, así como las extra-regionales que identificaría con Rusia, Estados Unidos, China y la Unión Europea?
Si se recurre de nuevo a la metodología del reparto de «áreas de influencia» y de negocios internacionalizados de las materias primas, estaríamos de nuevo ante particiones artificiales como fueron la de los Acuerdos Sykes-Picot en 1916, que condujeron al desastre actual. De ser este el caso, se sacrificarían, una vez más, las minorías confesionales (entre ellas, los cristianos) o aquellas con pretensiones de identidad nacional como es el caso del pueblo kurdo y del palestino.
La sola derrota de Daesh y de Al Qaeda no traerá la solución de una paz estable y duradera en el Oriente Medio.
Europa, Occidente en general, y la inmensa mayoría de la población árabe e islámica, e Israel, se necesitan entre sí para encontrar soluciones radicales y democráticas a las graves amenazas que con toda razón nos inquieta. No se trata de una cuestión de maquillaje. Estas soluciones son las únicas que permitirán que los árabes-cristianos y los cristianos en general vuelvan a vivir en paz en el Oriente Próximo y en Tierra Santa.
Es prácticamente imposible afinar un análisis de el Oriente Medio y Próximo sin tener en cuenta las variables socio-políticas e históricas de las tres grandes religiones monoteístas. Incluso está en juego el derecho a la ciudadanía y a la expresión política. La pregunta clave: ¿cómo se configurará el modelo de Estado tras las guerras de Iraq y de Siria? Sobre el terreno y sobre la mesa de negociaciones se habla de partición de países, de modelo constitucional federal o confederal e, incluso, de nuevos Estados unitarios ampliados. (Es el caso de Jordania con la hipótesis de integrar a la Cisjordania palestina). Lo que parece cierto es que las «comunidades históricas» arabo-cristianas no reclaman un Estado sino el respeto a sus tradiciones, lenguas, ritos y prácticas sociales en sus territorios de origen. El debate «Estatal» se encuentra focalizado en Israel-Palestina, y en las grandes potencias regionales (Arabia Saudita, Irán, Turquía y Egipto, en la búsqueda de «poder hegemónico»), así como en las grandes potencias internacionales (EE.UU., Rusia, Francia y Reino Unido, en particular), a la búsqueda de nuevas zonas de influencia y de control de materias primas como el petróleo, el gas y las centrales nucleares llave en mano, por no citar expresamente al comercio legal de armamentos.
Las victorias territoriales en Iraq y en Siria de Al Qaeda y de Daesh no implica la desaparición del yihadismo terrorista. Ambas organizaciones portadoras de terror ya están cambiando la «base» territorial real por la «base virtual en Internet, al tiempo que se expanden, ocultos, en otras zonas del mundo u están «durmientes» a la espera de la acción terrorista en países de Occidente o, incluso, en países arabo-musulmanes que son considerados enemigos del Islam manipulado y radicalizado en sus fuentes de los siglos fundaciones (VII, VIII y IX, sobre todo).