DEATH´S OTHER KINGDOM (EL OTRO REINO DE LA MUERTE,1939)

  • Carlos Taillefer de Haya
  • Publicado en la sección 03 Colaboraciones de Académicos © 
  • Anuario 2017. Segunda Época (descargar pdf) 

Death’s Other Kingdom
(El Otro Reino de la Muerte, 1939)
de Gamel Woolsey: o por qué
hoy sigue estando pendiente
y es necesaria una película
sobre Málaga en Llamas

C

uando menos, parece paradójico que un título tan bello y literario como «El Otro Reino de la Muerte» —inspirado en un verso del poeta T.S. Eliot— se haya cambiado por un editor sin escrúpulos, y pase a llamarse «Málaga en Llamas» (Málaga Burning, que en ambos idiomas vende más y parece más atractivo en librerías).

«Dieciocho de Julio. Era el día más caluroso del verano. Me bañaba tranquilamente en la alberca de casa. Salí de ella, me puse el albornoz, oí un estruendo. Gerald escribía en la torre. Subí la escalera, nos asomamos a la ventana, miramos a la bahía, y vimos Málaga en llamas» (A modo de sinopsis).

Hablar del mundo de Gamel Woolsey supone introducirnos en un universo lleno de inteligencia, de relaciones personales extraordinarias, de descubrimientos, de arte y viajes apasionantes, como en el inicio de esa magnífica película de Bernardo Bertolucci «El Cielo Protector» (The Sheltering Sky, 1990), basada en la novela de Paul Bowles, en la que los protagonistas de la historia, Debra Winger y John Malkovich, al desembarcar en un puerto del norte de África, llenos de bultos y equipajes, le dice el uno al otro : «Nosotros no somos turistas, somos viajeros. Un turista tiene fecha de la ida y la vuelta, un viajero sabe cuando sale, pero nunca cuando vuelve».

Hablar de Gamel es hacerlo también de un mundo de pérdidas, de guerras coloniales; es el mundo del Londres posterior a la Primera Guerra Mundial, del grupo de Bloomsbury, de Dora Carrington, de Virginia Woolf y Lytton Strachey. También es el de las Alpujarras de los años 20 y principio de los 30, una tierra fértil en la retrasadísima España de entonces.

Hablar de Gamel en relación a Málaga, es hablar de la que fue la casa familiar del hispanista Gerald Brenan y la escritora Gamel Woolsey, casada con él desde principio de los años 30, en Churriana, hasta su muerte en 1968.

Un cáncer se llevó a Gamel el 18 de enero de 1968, la autora de —El Otro Reino de la Muerte— una especie de relato personal sobre los primeros días de la guerra civil vividos desde Churriana, pero con los ojos de una mujer extranjera que no podía dar crédito a cómo el conflicto dividió casi de un día para otro a sus mismos vecinos.

El titulo original publicado en inglés en 1939 en Inglaterra, lo cambió muchos años después un nuevo editor por el comercial y rimbombante nuevo título: «Málaga Burning» (Málaga en Llamas), que a muchos les sonará porque Antonio Banderas tuvo la intención de adaptarlo para llevarlo el cine.

Efectivamente, fui yo mismo, en los años en los que trabajé y era socio de la productora —Green Moon— de Antonio Banderas (años 2004 a 2006) quien se ocupó de empezar el desarrollo y a negociar la compra de los derechos para adaptar al cine el libro de Gamel.

Y así fue. En el año 2005, coincidiendo con nuestra estancia en Londres para rodar allí una pequeña parte de la película «El Camino de los Ingleses», su director de Producción Gregorio Solís y yo mismo, fieles a la cita, tuvimos una reunión en el Hotel Savoy (sí, el de tantas películas) con la representante literaria de los derechos legales de la obra escrita por Gamel Woolsey. Era por la tarde y bebimos té con pastas los tres. Recuerdo el encuentro como una secuencia de una de tantas películas rodadas en el Savoy. Hablamos de precio y condiciones para comprar una «opción» por un año o por dos años y posteriormente, si la adaptación a guión y la financiación nos lo permitieran, compraríamos los derechos totales para adaptarla al cine. Eran muy razonables los precios que nos pidieron, tanto para un año como para dos. Pero Antonio Banderas (estábamos ya en los últimos momentos del rodaje de «El Camino de los Ingleses») empezó a enamorarse de la idea de encargarle un guión a Antonio Soler sobre Boabdil, el último rey de Granada. En términos de coste de producción y búsqueda de financiación era más fácil y menos costoso hacer «época Boabdil»: trajes de época y caballos en exteriores, además de contar con La Alhambra como decorado, al tratarse de un proyecto serio y dirigido por Banderas, que hacer «época guerra civil», mucho más caro y difícil de financiar: aviones en el cielo, destructores en la Bahía, ambientación y decorados primero nuevos y luego destruidos…. Entonces Banderas, que era el socio mayoritario de la productora Green Moon, decidió meter en un cajón el proyecto de «Málaga en Llamas», esperando tiempos más oportunos para este tipo de cine e iniciar el desarrollo de la película sobre Boabdil.

Gamel Woosley

Todo esto que acabo de relatar es la sucesión fidedigna de los hechos sobre el asunto de los derechos de «Málaga en Llamas» que la prensa malagueña se apresuró a des(informar) asegurando que la razón por la que Banderas no hacía la película sobre el relato de Gamel Woolsey era porque no había sido posible conseguir los derechos de adaptación. Pues no.

Muchos años antes de todo esto (en 1996/97) ya existía un guión original titulado «En Busca del Paraíso» sobre la vida de Gamel y Brenan, en tres lugares imprescindibles: Yegen, Bloomsbury y Churriana. Ese guion original recibió en octubre de 1996 una ayuda del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (Ministerio de Cultura) que se destinaba entonces a «la creación de guiones originales».

«En Busca del Paraíso» está firmado como idea original y argumento por Carlos Taillefer, y como guion por Javier García-Mauriño (guionista y premio Lope de Vega de Teatro en 1993).

Como productor, busqué financiación para sacar adelante «En Busca del Paraíso», incluso lo presenté en el «European SCRIPT Fund», pero tuve que guardarlo en un cajón y esperar tiempos mejores; sin embargo, la existencia de este guion fue la que me puso en relación con Banderas y gracias a este guion entré a formar parte de la productora Green Moon. Mi entrada en la misma se debía a razones estrictamente profesionales. Y fue por lo que el primer trabajo en la productora consistió en desarrollar «Málaga en Llamas». A los pocos meses de empezar a buscar los derechos y finanzas para el proyecto, a Antonio Soler le conceden el premio Nadal por «El Camino de los Ingleses»; entonces, con Banderas, que tenía unas ganas enormes de volver a dirigir, y en su tierra, pusimos en marcha la maquinaria de producción de cine, para rodar la novela de Soler, como así fue.

Hasta ese momento solo una película titulada «Carrington» (1995) del oscarizado guionista Christopher Hampton había tratado seria y claramente el ambiente del Grupo de Bloomsbury. El filme está dividido en seis capítulos. En el cuarto, Dora Carrington mantiene un romance con Brenan, íntimo amigo de Ralph Partridge. Carrington es interpretada por la actriz Emma Thompson y Lytton Strachey por Jonathan Pryce, al cual le dieron el premio del jurado al mejor actor en el festival de Cannes, por su impresionante interpretación.

La vida y el mundo de Brenan y Woolsey están muy ligadas a mis inquietudes de juventud. En mi época universitaria, cuando iba a París a ver películas prohibidas (años 70), encontré libros de un escritor que hablaba de España pero cuyas obras estaban censuradas y no se vendían aquí (casi todas editadas por Ruedo Ibérico). Empecé a leer estos textos y me apasionaron los personajes que había detrás de ellos. A finales de los años 70 fui a conocer el pueblo de Yegen, movido por la curiosidad y el intento de comprender por qué un intelectual inglés de formación se había instalado en un lugar tan remoto como las Alpujarras, donde, en esa época, el único acceso posible era viajando en mulas, pues ni siquiera había carreteras. Anduve tras sus pistas, recopilé información e investigué durante dos años para sacar adelante el guion de «En Busca del Paraíso» que sigue los pasos del hispanista desde su vuelta, tras participar en la Primera Guerra Mundial como joven militar, hasta sus últimos días con Gamel en la casa de ambos en Churriana.

Llegué a consultar la partida de nacimiento de Miranda, la hija que Brenan tuvo con Juliana (una campesina de Yegen), adoptada más tarde por Gamel, que se convirtió en madre real (Juliana, la madre biológica, murió muy joven, en los años 30). Siguiendo la pista desde el nacimiento, pasando por el casamiento de Brenan y Woolsey en Londres en los años treinta, y los descendientes de Miranda, que eran todos franceses, hablé con un hijo de ella, en ese momento responsable de publicidad y marketing del periódico Le Monde Diplomatique, quien me dio la pista y el contacto de la representante legal de los derechos literarios de Gamel Woolsey, en una Agencia literaria de Londres con la que nos encontramos en el Hotel Savoy, como expliqué anteriormente, durante el rodaje de la pequeña parte que transcurre en Londres de «El Camino de los Ingleses».

En todo este recorrido tuve siempre una ayuda fundamental en la persona de Bárbara Ozieblo, profesora de Filología y Literatura Inglesa en la Universidad de Málaga, y de la que creo recordar que por esa época ostentaba el cargo de Decana de la Facultad de Letras. Fue extrema la ayuda prestada por ella, que por entonces era la gran especialista sobre Gamel. Se encontraba en los inicios de la escritura de una Biografía sobre Woolsey, que nunca terminó. Es infinito el agradecimiento que quiero manifestarle en estas letras. El tiempo y las circunstancias después nos separaron, pero su recuerdo y mis conversaciones sobre el tema en aquella época fueron enriquecedoras y supusieron encontrar el norte con seguridad, sin error.

Cuando Gamel murió en 1968, en Churriana, todos sus objetos personales, sus manuscritos, sus recuerdos, todo fue introducido en enormes baúles que Brenan vendió a la Universidad de Texas en Austin, y hasta allí viajaron desde Churriana. Cuando a principios de presente siglo Bárbara Ozieblo hace su primer viaje a Austin con motivo de su trabajo en la biografía de Gamel, fue ella quien desprecintó los baúles. Es decir, nadie se interesó durante todo ese tiempo, en la vida de Gamel. No obstante, la propiedad de todas sus pertenencias es actualmente de la Universidad de Texas, que se las compró a Brenan.

MÁQUINA DE ESCRIBIR DE GAMEL WOOSLEY, EN SU CASA DE CHURRIANA.
(POR CORTESÍA DE CASA GERALD BRENAN, AYUNTAMIENTO DE MÁLAGA)

Mucha gente piensa que Gamel era británica por su vinculación al Grupo de Bloomsbury, que frecuentaba, y porque en él conoció a Brenan. Pero no, era americana de nacimiento, quiso ser actriz en su paso por Nueva York, incluso se casó y divorció antes de viajar a Londres y empezar a frecuentar el grupo de intelectuales.

Llewelyn Powys y Gamel fueron pareja durante un tiempo y también formaron un trío con Alyse Gregory durante otro periodo de tiempo.

El abuelo de Gamel Woolsey fue uno de los tres fundadores de la Universidad de Yale (New Haven, Connecticut). El auditórium de la Universidad se llama «Woolsey Hall», una sala de 2650 butacas, en homenaje a su antepasado.

A Brenan le quedó una pequeña paga como ex-combatiente en la Primera Guerra Mundial, que junto con unos ahorros y ayuda de su familia, le permitieron viajar a España, ya que además de haber sido neutral durante la guerra era el país más barato de toda Europa. Desembarcó en el puerto de La Coruña en 1919. Cruzó toda España en tren hasta llegar a Granada. Visitó, recomendado por alguien, Las Alpujarras como lugar frondoso, verde, con abundante agua, y se instaló en Yegen. Tiempo después le llega un primer envío de 2000 libros al puerto de Almería. Él se sentía muy frustrado por no haber ido a la universidad y se convirtió en autodidacta. Muchos años después llegó a ser especialista en Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz y durante varias décadas sus libros sobre los místicos españoles fueron de obligada consulta y estudio en las Universidades Británicas.

Brenan tuvo una «pareja discontinua», podríamos decir, durante su periodo en Yegen, que fue Dora Carrington, antes de conocer a Gamel.

Ralph Partridge y Dora Carrington fueron pareja. (Fue el propio Ralph quien se la presentó a Brenan).

Lytton Strachey (escritor, intelectual, pionero Objetor de Conciencia y homosexual), Dora Carrington (pintora, heterosexual) y Ralph Partridge (escritor, heterosexual) vivieron un largo periodo de tiempo los tres formando un peculiar trío de cruces y enamoramientos, unos con sexo y otros sin él. Ellos y otros miembros del grupo viajaron a Yegen en la década de los 20 a visitar al amigo Brenan, haciendo la última parte del trayecto a lomos de mulas. La descripción de este viaje fue un auténtico disparate y está narrado por varios de ellos. Lytton enfermó y murió en enero de 1932; apenas dos meses después Carrington se suicidó con una escopeta de caza; no pudo soportar vivir sin Lytton.

Por todo lo explicado anteriormente creo que seguimos teniendo pendiente hacer una película sobre este periodo tan brillante, especial y variado, ya que además una gran parte de ello ocurrió en territorios del sur de España, con esa pareja tan especial, Gerald y Gamel, que sin lugar a dudas vinieron al sur «En Busca del Paraíso».

Anexo

Como anexo y despedida, reproduzco con autorización y por cortesía de Carmen Caro (Editorial Caro Raggio, Madrid), del libro titulado «Una Amistad Andaluza» (Correspondencia entre Julio Caro Baroja y Gerald Brenan), una carta que envía Brenan a Julio Caro Baroja (tío de Carmen) en enero de 1968. Ambos eran amigos y vecinos en Churriana. Los Caro Baroja pasaban largos periodos de tiempo en la Finca «Carambuco» muy cercana a lo que es hoy la base militar del aeropuerto de Málaga, apenas a mil quinientos metros de la casa de los Brenan.

 

Domingo 21 de enero de 1968,
Churriana (Málaga)

Querido Julio,

Tengo que decirle que Gamel ha muerto hace tres días sin recuperar la consciencia por la influencia de un supositorio de opio. El cáncer le había bloqueado totalmente la garganta y estaba en una condición terrible, incapaz de hablar o mover la cara. Si hubiera vivido unos días más el cáncer se le habría extendido a la cabeza y habría sufrido una agonía insoportable, y el médico de Churriana, D. José (José Navarro Salazar) dijo que nunca le daría morfina porque su corazón estaba tan debilitado que la podría matar. Así debo de estar agradecido de que no haya vivido más tiempo.

El encantador cura del pueblo (Ildefonso López Lozano) vino después a dar el pésame y estuvimos hablando de la encíclica del Papa Pío. Dijo que, de acuerdo con ella, los médicos estaban autorizados en casos desesperados a acortar la vida para evitar el dolor extremo, pero que cada doctor lo interpretaba a su manera.

Gamel fue enterrada el viernes en el Cementerio Británico, en una tumba que compré hace diez años, pensando que yo sería el primero en ocuparla. Así que después de 38 años del más feliz matrimonio imaginable me han dejado solo.

Un buen matrimonio es el vínculo más fuerte en el mundo, al mismo tiempo irrompible y flexible y ahora tengo que vivir de los recuerdos.

Por favor, pase a verme cuando venga la próxima vez en Churriana, porque necesito de la amistad de mala manera.

Siempre suyo
Gerald