MÁLAGA PARA VIAJEROS INGLESES.
LA CIUDAD EN LA GUÍA BRADSHAW

  • Elías de Mateo Avilés y María Isabel de Mateo Herrera
  • Publicado en la sección 03 Colaboraciones de Académicos © 
  • Anuario 2017. Segunda Época (descargar pdf) 

Un documental de la BBC

E

ntre los años 2010 y 2012 el periodista inglés de origen español Michael Portillo, que llegó a desempeñar altos cargos en la política británica de manos de Margaret Thatcher y John Mayor hasta ocupar las carteras de Empleo (1994-1995) y Defensa (1995-1997) realizó para la BBC una serie de documentales basados en dos guías de viajes: la Great Continental Railway Journeys de 1863 y la Great Continental Railway Journey de 1913.
Con una impecable puesta en escena, el hilo argumental de aquellos programas consistía en seguir en la actualidad las indicaciones que sugerían aquellas guías turísticas, visitando los puntos de interés recomendados siguiendo las rutas ferroviarias que ambas publicaciones proponían. Con un estilo y una indumentaria desenfadados, Portillo se metía en la piel de los viajeros y turistas británicos de la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del XX. Como aquellos «curiosos impertinentes» que se interesaban por los aspectos insólitos e inauditos de los lugares a los que llegaban, Portillo llevaba a cabo breves entrevistas con guías, historiadores y expertos locales y comentando, con un estilo muy peculiar, los cambios producidos en cada sitio a lo largo de más de un siglo. En el caso de sus recorridos a través del continente europeo, Portillo hace especial hincapié en que la Great Continental Railway Journey de 1913 ofrecía una panorámica de la Europa anterior a la I Guerra Mundial, cuando el continente se encontraba en paz y en la cumbre de su poder e influencia a nivel mundial1.

Esta serie de documentales tuvo tanto impacto y tan gran acogida tanto en el Reino Unido como en otros países donde se emitió que, en 2012, se imprimió una edición facsímil de la Bradshaw´s Continental Railway Guide de 1913 que aún se puede encontrar en las librerías2.

Del libro de viajes a la guía turística.
La figura y la obra de George Bradshaw

Sin duda los ingleses fueron los primeros que concibieron y pusieron en práctica el concepto del viaje con una finalidad educativa y de placer. Desde finales del siglo XVII y durante la centuria posterior los jóvenes británicos procedentes de la aristocracia o de la alta burguesía realizaban el Grand Tour, un extenso recorrido por Europa, sobre todo por Francia e Italia para conocer el arte, la cultura y la lengua de estos países.

En un segundo momento las clases altas de Alemania y de los Países Bajos siguieron aquel ejemplo. Ya finales del siglo XVIII, pero sobre todo después de las Guerras Napoleónicas, con el auge del Romanticismo, España se puso de moda. Los vestigios del arte y de la cultura musulmana presentes en la península y el exotismo de sus costumbres trajeron un aluvión de viajeros a nuestro país procedentes de los países del norte de Europa. Además, en el viaje a España se añadía un plus de peligro y morbosidad por la difusión de estereotipos como la inseguridad de los caminos por la presencia de bandoleros, la belleza y el carácter temperamental y apasionado de las mujeres españolas, especialmente de las andaluzas, las corridas de toros… Como resultado una serie de viajeros y escritores contaron su experiencia viajera por la península y, en especial, por Andalucía. Los nombres de Francis Carter, Richard Ford, George Borrow, Samuel Edward Cook, Teophile Gautier, Hans Christian Andersen, J. Charles, Davillier y P. Gustave Doré, están en la mente de todos3.

Pero la invención y la difusión del ferrocarril vino a cambiar este panorama. Tras la inauguración de la primera línea de pasajeros entre Liverpool y Manchester en 1830 se contó con un nuevo medio de transporte, más seguro, más rápido y económico que las antiguas diligencias. Cuarenta años más tarde, hacia 1870, Gran Bretaña y buena parte del continente europeo, sobre todo Europa occidental, contaban con una tupida red ferroviaria. Además, los trenes se caracterizaban por el rigor en sus horarios y por la complejidad de sus enlaces.

Las nacientes compañías ferroviarias establecían rutas y horarios fijos y precisaban que esta información llegase a los usuarios. Primero se hicieron públicos a través de los periódicos, luego de folletos. Pero todo lo anterior facilitaba una información parcial e incompleta.

Para sistematizar y hacer accesible al gran público los horarios y los trasbordos entre las distintas líneas ferroviarias, un grabador e impresor, George Bradshaw tuvo la idea de publicar en Manchester, en forma de libro de pequeño formato para que cupiese en un bolsillo, la primera compilación de horarios ferroviarios en 1839 bajo el título Railway time tables and asssistant to railway travelling. Bradshaw (1800-1853) se había formado en su juventud como grabador, impresor y cartógrafo.

Por otra parte, sus creencias cuáqueras le llevaron a desarrollar un intenso trabajo filantrópico creando escuelas y comedores para los pobres en el Mánchester de la revolución industrial. Hacia 1830 ya había publicado Bradshaw´s maps of Inland Navigtion (mapas Bradshaw de navegación interior) pues los canales fluviales constituían las grandes vías de comunicación inglesas antes de la implantación de la red ferroviaria.
La primera guía de ferrocarriles Bradshaw que se vendía por el módico precio de seis peniques, contenía, además, dos mapas de las líneas férreas inglesas del momento, así como planos urbanos de Liverpool, Manchester y Leeds. Una nueva edición se publicó en 1840 y al año siguiente ya apareció como publicación mensual bajo el título Bradshaw´s monthly railway guide4.

George Bradshaw (1800-1853), cartógrafo, impresor y editor inglés,
creó las primeras guías turísticas y de ferrocarriles del mundo

Poco a poco, George Bradshaw fue incorporando información sobre hoteles y lugares de interés para los viajeros. Sí en 1841 la guía constaba tan solo de ocho páginas, la edición de 1845 ya contenía treinta y dos. En 1898, la guía Bradshaw de los ferrocarriles ingleses alcanzó las 946 páginas que incluía mapas, ilustraciones y una breve descripción de la historia y los monumentos más destacados de cada localidad5.

La Guía Bradshaw atraviesa el Canal de la Mancha.
Su impronta en la literatura

El éxito editorial y económico obtenido por esta publicación llevó a George Bradshaw a plantearse, a partir de mediados de la década de 1840 una empresa ambiciosísima: la edición de una guía de ferrocarriles que abarcase el resto de Europa. Así nació, en 1847, la primera edición de la Bradshaw´s Continental Railway Guide donde se ofrecían no solo los horarios y las rutas de los trenes de la Europa continental, sino completos directorios de hoteles, así como información sobre la historia, las tradiciones y los principales monumentos de cada lugar. El temprano fallecimiento del fundador e impulsor de esta iniciativa editorial, George Bradshaw en Oslo en 1853 víctima del cólera, no supuso ningún obstáculo para la continuidad de esta iniciativa editorial que fue asumida por W. J. Adams and Sons.

La Bradshaws Continental Railway Guide se siguió editando anualmente hasta 1913. El estallido de la I Guerra Mundial supuso el cese temporal de esta publicación anual que llegó a tener más de mil páginas. Luego, durante los años veinte y treinta del siglo pasado, volvió a reanudar su cita anual con los viajeros ingleses que querían viajar por Europa. El estallido de la II Guerra Mundial supuso de nuevo la interrupción de su publicación que se reanudó en la posguerra. Su última edición apareció en 1961.

EN 1847 SE PUBLICÓ LA PRIMERA EDICIÓN
DE LA BRADSHAW´S CONTINENTAL RAILWAY GUIDE

El prestigio, el rigor y la enorme difusión y la popularidad de las guías Bradshaw, en realidad las primeras guías turísticas de la historia hicieron que resultasen abundantes las referencias a las mismas en obras de ficción literarias escritas entre finales del Siglo XIX y las primeras décadas del siglo XIX. Charles Dickens la cita en su relato breve The portrait-painter´s story (1861). Por su parte Oscar Wilde llegó a afirmar que «no hay ninguna obra literaria moderna que se precie y que haya sido escrita por un autor inglés en su propio idioma a excepción, por supuesto de la Guía Bradshaw. En La vuelta al mundo en ochenta días, Julio Verne pone en manos del protagonista, Phileas Fogg, una guía Bradshaw. Por su parte G. R. Chesterton, en su obra El hombre que fue jueves, dice: «Quédase con su Byron, que conmemora las derrotas de los hombres y dame un horario de trenes Bradshaw que conmemora sus victorias». Incluso Agatha Christie llega a poner en boca de su personaje más famoso, Hércules Poirot una referencia directa a la Guía Bradshaw6.

La editora, ya fallecido su fundador, no solo comenzó a publicar las ediciones anuales de la Bradshaw Contimental Railway Guide a partir de 1847, sino que acometió la tarea de sacar a la luz una serie de guías turísticas por países. Así aparecieron, entre otras, la Bradshaw´s ilustrated hand-book for travellers in Belgium, on the Rhine and portions of Rhenish Prussia (1856), la Bradshaw´s illustrated travellers´hand-book in France, adapted to all the railway routes(1855), la Bradshaw´s illustrated hand-book to Germany and Austria (1862), la Bradshaw´s illustrated hand-book to Italy, northand south including Sycily and Sardinia(1898), la Bradshaw´s illustrated hand-book to Switzerland and the Tyrol (1899), la Bradshaw´s hand book to the Turkish Empire (1870), y, como no podia ser de otra manera, la Bradshaw´s illustrated hand-book to Spain and Portugal (1865).

La Bradshaw´s hand-book
to Spain and Portugal

Hasta mediados de la década de 1860 los angloparlantes que se decidían a visitar España no tenían más remedio que recurrir a las experiencias viajeras del ya mencionado Richard Ford plasmadas en su Hand-book for travellers in Spain (1845), una obra pionera, pero todavía a medio camino entre el relato de viajes y la guía turística. Pero la primera que se pude calificar de guía turística comercial y general sobre España en inglés fue la Bradshaw. Se llevaron a cabo numerosas ediciones. La Biblioteca Nacional de España conserva un ejemplar de una edición de finales de la década de 1880, con la signatura GMM/2643 que está disponible digitalizada en internet a través de la Biblioteca Digital Hispánica. Todo parece indicar que esta guía se reimprimiría periódicamente durante las últimas décadas del siglo XIX7.

Portada de la Bradshaw´s hand-book to Spain and Portugal
Biblioteca Nacional de España

Para redactarla, la editorial recurrió a Richard Stephen Charnock (1820-1904), un abogado londinense miembro de la Sociedad Antropológica de Londres. Creador de la revista The Monthly Observer en 1848, sus investigaciones le llevaron a convertirse en un eminente filólogo especializado en etimología y dialectología. Entre sus publicaciones destacan Un glosario del dialecto de Essex, Praenomía. Etimología de los principales nombres cristianos de Gran Bretaña e Irlanda, Sobre las antiguas costumbres señoriales en el condado de Essex, Patronymica Corme-Britannica, o la etimología de los apellidos de Cornualles, El origen de los etruscos y su lengua… 8
Un análisis pormenorizado de las sucesivas ediciones revela claramente que su autor debió viajar a través de la Península Ibérica durante la década de 1860, con el objetivo de recoger datos para esta publicación. También que se sirvió de textos ingleses anteriores como el Hand-book for travellers in Spain de R. Ford y de la obra del médico Edwin Lee, Spain and its climates with a special account of Malaga, publicada en 1855. Desde luego debía hablar y entender con bastante fluidez el español y el portugués. En las sucesivas ediciones, los sucesores de Bradshaw, W.J. Adam and Sons, se limitaron a actualizar los datos estadísticos, la relación de hoteles y lugares de hospedaje y a incluir, no siempre de forma exhaustiva, las nuevas líneas ferroviarias y de transportes en general. La parte literaria, la descripción de lugares, monumentos y la trayectoria histórica de las localidades, quedó sin apenas cambios.
En el prefacio o presentación, el editor realiza una serie de afirmaciones que revelan el creciente interés de los británicos por conocer nuestro país durante la segunda mitad del siglo XIX: «Pocas zonas de Europa son tan dignas de ser visitadas como España (…); en ella se encuentran los monumentos del mayor interés y han nacido algunos de los más grandes artistas europeos». Señala, por otra parte, las principales razones que han llevado a los viajeros de habla inglesa, hasta entonces, a evitar este destino: el miedo a los bandoleros, el desconocimiento del idioma y las deficiencias en las comunicaciones y en los alojamientos.

     

1- La Hand-Book for Travellers in Spain de Richard Ford, antecedente directo de la Guía Bradshaw de España y Portugal
2- Portada de The Essex Dialect, de Richard Stephen Charnock (1820-1904), eminente abogado y filólogo que redactó la Bradshaw´s hand-book to Spain and Portugal

Pero, según la experiencia del abogado y el filólogo londinense, la situación estaba cambiando. Los ferrocarriles estaban sustituyendo rápidamente a las diligencias y a las cabalgaduras con mulos empleadas en las zonas más montañosas. Aunque los hoteles seguían estando en calidad y confort por debajo de los que ofrecían países como Francia, Alemania, Suiza o Bélgica, podían compararse con los de otras zonas de Europa. Por eso la guía de viajes que facilitaba información sobre itinerarios, las principales localidades y lugares de interés, la moneda, un vocabulario básico español-inglés, planos e ilustraciones sobre las principales ciudades, venía a cubrir una demanda no atendida antes por ninguna otra publicación. Y, para animar a los posibles viajeros por España se señalaba que, en los hoteles de las principales ciudades, se hablaba fundamentalmente francés9.

EL ARABISTA E HISTORIADOR PASCUAL DE GAYANGOS Y ARCE (1809-1897) POSEÍA EL EJEMPLAR DE LA GUÍA BRADSHAW QUE POSTERIORMENTE PASÓ A LA BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA

Hay que destacar aquí que, de las sucesivas ediciones de la Guía Bradshaw de España y Portugal que vieron la luz durante las últimas décadas del Siglo XIX, solo se conserva en España el ejemplar de la Biblioteca Nacional. Su procedencia resulta muy reveladora. En su primera página se encuentra el ex libris del arabista e historiador Pascual de Gayangos y Arce (1809-1897) uno de los primeros arabistas españoles, estrechamente vinculado a Inglaterra. Sus largas estancias en Londres, sus trabajos como traductor en el Ministerio de Estado español, su catalogación de los manuscritos españoles del Museo Británico, así como sus estudios sobre las relaciones diplomáticas entre España e Inglaterra durante los siglos XVI y XVII avalan que, en su biblioteca particular, posteriormente donada a la Nacional figurase una obra como esta por su perfecto conocimiento del inglés y por su interés por todo lo que relacionase a España con el Reino Unido10.

La información sobre Málaga en la Guía Bradshaw

Dada la naturaleza de esta publicación, las referencias a la ciudad de Málaga resultan, evidentemente, breves y muy sintéticas, ocupando algo menos de dos páginas, las 53 y 54. La comparación de la entrada Málaga en las sucesivas ediciones nos revela que, su parte literaria, su redacción básica y su información histórica-artística y geográfica, es decir, el trabajo de su autor, R.S. Charnock, no sufrió ninguna actualización durante más de tres décadas. El editor se limitó a actualizar los datos estadísticos y los referidos a los medios de transporte, rutas y alojamientos. Así, por ejemplo, se actualizaba el número de habitantes. En el ejemplar conservado en la Biblioteca Nacional figuran 110.480 referidos al censo de 1885.

En cuanto al equipamiento hotelero, esta misma edición informa de la existencia de cinco establecimientos de esta índole (hoteles o fondas): «Nuevo, Alameda, Londres, Victoria y Europa». De la Pensión o Fonda Inglesa (English Pension) dice que posee varios baños, sala de lectura y tres clubs situándola, erróneamente, en la Alameda Hermosa (actual calle Córdoba). Pero la completísima Guía del viajero en Málaga, de Benito Vila (1861) nos proporciona una valiosa información complementaria sobre estos hoteles y cómo el negocio de algunos de ellos estaba centrado en atender a los visitantes extranjeros.
Vila matiza y aclara los datos, hasta cierto punto confusos, contenidos en la Guía Bradshaw, pues el redactor de esta considera dos establecimientos distintos la Fonda u Hotel Alameda y la Fonda o Pensión Inglesa, cuando, en realidad eran una sola cosa:

PATIO DEL HOTEL ALAMEDA, TAMBIÉN DENOMINADO FONDA O PENSIÓN INGLESA. LUEGO HOTEL ROMA Y MÁS TARDE HOTEL REGINA. SITUADO EN EL ACTUAL EDIFICIO EDIPSA. DICE LA GUÍA BRADSHAW QUE CONTABA CON VARIOS ESTABLECIMIENTOS DE BAÑOS, TRES CLUBS Y SALA DE LECTURA

«Alameda, situado en la esquina de Puerta del Mar, núm. 2 de D. Carlos Brunetti, ocupa un soberbio edificio y su equipamiento corresponde perfectamente al que debe haber en establecimiento de esta clase en ciudades de primer orden. Se conoce vulgarmente esta fonda bajo el nombre de Fonda Inglesa, pues van generalmente a parar a ella todos los ingleses que vienen a pasar el invierno en nuestro benigno clima, y así, el trato, que es esmerado, es enteramente a la inglesa, teniendo camareros de aquella nación. También hay dentro del edificio local para baños que están abiertos en todas las estaciones (…). La de la Victoria se halla establecida en la Alameda en un buen edificio; montada con lujo y dando un trato esmeradísimo; paran en ella las personas de más rango, pues es la primera para el servicio a la española, inglesa y francesa (…). En la misma acera, y en el edificio que fue poco Comandancia de Marina, se halla establecido el Hotel de Oriente, de D. Pedro Gassend, montado enteramente a la francesa, razón por lo que casi todos sus huéspedes son de esa nación (…)»11.

Las «casas de pupilos» (boarding house) se mencionan de manera genérica, sin detallarlas, calificándolas de «tolerablemente buenas», indicando su precio: 6-8 pesetas diarias. De nuevo, la ya citada Guía de Benito Vila nos permite ahondar en detalles: Málaga ofrecía «un buen número de casas de pupilos de todas categorías, encontrándose, por un módico precio, pupilaje con decencia»12.

De la oficina de correos nos informa el autor de la Guía Bradshaw que se encontraba ubicada en calle Casapalma y la de telégrafos en el edifico de la Aduana, hoy Museo de Málaga y entonces sede del Gobierno Civil y de la mayoría de los organismos oficiales13.

Pero quizás lo más interesante sea, en primer lugar, la referencia al clima de Málaga y sus efectos beneficiosos para enfermos convalecientes: «Málaga es muy frecuentada por enfermos convalecientes británicos durante el invierno por su clima templado, pues aquí la nieve y el hielo son, casi, unos desconocidos (…) Málaga es, según el Dr. Granville mejor que Niza para los tuberculosos». Aquí se une a las opiniones médicas de destacados especialistas del momento, como los doctores Granville y Lee. Eran los inicios del turismo terapéutico, sobre todo para las enfermedades pulmonares, ya que la tuberculosis era un azote para la Europa de la época14.

Luego resulta interesantísimo adentrarse en su descripción de la ciudad. Porque, como ocurría en los libros de viajes de los viajeros románticos, la realidad urbana y humana, el devenir histórico, los monumentos y obras de arte, la actividad económica y las infraestructuras están descritas en el texto con la carga subjetiva de un inglés victoriano con un amplio bagaje cultural (no olvidemos que Charnock no solo era jurista, sino también un eminente filólogo). Pese a contener algunos errores de apreciación, la valoración de Málaga resulta, un conjunto muy positiva y atractiva. Las breves referencias históricas resultan correctas. También las económicas, pero estas ofrecen una panorámica optimista y expansiva de la riqueza de Málaga: producción y exportación de vinos, pasas, presencia de industrias textiles y siderúrgicas que nos revela que el viaje de Charnock debió producirse durante la década de 1860 cuando la crisis finisecular con la Filoxera, la desindustrialización, la miseria generalizada y la emigración, aún no habían hecho acto de presencia.

El autor destaca el tipismo de las casas blanqueadas «con balcones verdes con flores y plantas, así como los característicos cierros. Seguramente no faltaba a la verdad cuando afirmaba que «las calles del casco histórico son estrechas y sucias; las de la parte nueva de la ciudad están limpias.»

Como no podía ser de otra manera se incide en que el monumento más importante es la Catedral. En ella destaca el cuadro de la Virgen del Rosario, de Alonso Cano.

ENTRE LOS MONUMENTOS DESTACA LA CATEDRAL Y DENTRO DE ELLA LA VIRGEN DEL ROSARIO DE ALONSO CANO

EL AUTOR, R. S. CHARNOCK, SE EQUIVOCA Y DENOMINA IGLESIA DEL CRISTO DE LA VICTORIA AL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA VICTORIA

De nuestro primer templo afirma, sorprendente e infundadamente pero muy al modo británico que fue «comenzado por Felipe II en el momento de su matrimonio con María de Inglaterra.» Luego aparecen breves referencias al Santuario de la Victoria, donde se confunde y afirma que es la «Iglesia del Cristo de la Victoria (sic) con el panteón de los Condes de Buenavista»; a la iglesia de los Santos Mártires; a la plaza de toros; a Gibralfaro; a las Atarazanas (aún en pie en los años sesenta); y a la Alcazaba «de origen fenicio».

Por supuesto Charnock escribía para turistas británicos, mayoritariamente anglicanos. En consecuencia, resulta normal que destacase la presencia del Consulado Inglés y la celebración en sus locales de cultos de la Iglesia de Inglaterra.

Finalmente, la información sobre las líneas marítimas que partían o llegaban a Málaga, así como de los enlaces ferroviarios y con diligencias y sobre la red de caminos resulta exhaustiva y rigurosa para los años sesenta del siglo XIX. Pero en la edición consultada, de finales de la década de 1880, se queda atrasada y desfasada, pues no contempla, entre otras novedades, la apertura del enlace ferroviario completo y directo Bobadilla-Granada puesto en servicio en 1874. De él sigue diciendo que «está en proyecto»15.

La referencia sobre la duración del viaje en tren a Madrid «Ferrocarril a Madrid, vía Córdoba, en 23 horas», así como la etimología que aplica a Vélez-Málaga («Vieja Málaga») no puede, por menos, de hacernos sonreír casi siglo y medio después.

Traducción al español
del texto original16

MÁLAGA (Ciudad).
Población (1885), 110.480.

Hoteles. – Nuevo; Alameda; Londres; Victoria; Europa.

CASAS DE PUPILOS (casas de huéspedes).– Tolerablemente buenas. Coste, entre 6 y 8 pesetas al día.

Pensión Inglesa. – Alameda Hermosa, 6. Varios establecimientos de baños, tres clubs y sala de lectura.

Cónsules. – Inglés y americano.

Oficina de Correos. – Calle de Casapalma.

Oficina de Telégrafos. – En la Aduana.

Málaga, la antigua Malaca, es una ciudad portuaria al borde del Mediterráneo, la cuarta ciudad más importante de España. Se sitúa en una bahía cerca de las estribaciones de una cadena montañosa y en mitad de una encantadora campiña que produce vinos y frutas en abundancia. Está construida en forma de anfiteatro. Las calles del casco histórico son estrechas y sucias; las de la parte nueva de la ciudad están limpias. Las casas son bajas y están pintadas o encaladas, con balcones verdes adornados con flores y plantas y los típicos cierros. Málaga es muy frecuentada por enfermos convalecientes británicos durante el invierno por su clima templado, pues aquí la nieve y el hielo son casi desconocidos. El Dr. Edwin dice de ella: «Málaga tiene un aspecto sudoriental. Las casas del lado soleado de la Alameda miran directamente hacia el sur. Las montañas que rodean la pequeña planicie alcanzan una altitud de 3.000 pies, a una distancia de 4 a 5 millas. En las laderas bajas se cultiva la vid. En su lado este, la ciudad está protegida por la Monte del Castillo (Gibralfaro), desde la cual una serie de colinas se extienden a lo largo de la costa. Por el contrario, está abierta hacia el oeste. En una parte de la cadena montañosa en dirección noroeste hay un considerable corte o depresión que recoge vientos fríos que ocasionalmente soplan con fuerza y, como el Mistral de la Provenza, obligan a los enfermos convalecientes a no salir a la calle.» De hecho, Málaga, al estar orientada hacia el sur y tener un clima suave, es según el Dr. Granville, mejor que Niza para los tuberculosos.

La ciudad fue conquistada por Fernando el Católico el día 18 de agosto de 1487 después de un terrible asedio. Fue tomada de nuevo por los franceses a las órdenes de Sebastiani el 5 de febrero de 1810 y, de nuevo, en 1823. Ha sufrido epidemias muy severas en varias ocasiones, en una de las cuales perecieron 20.000 habitantes en 40 días. De nuevo, entre los años 1833 y 1834 la población fue casi diezmada por la fiebre amarilla. Goza de un gran comercio de exportación de vinos, los mejores de los cuales son aquellos llamados «de los Montes» y «Lágrimas». Otras exportaciones comprenden uvas, pasas, higos, naranjas, almendras, limones, aceite de oliva, esparto, plomo y hierro. Cada año se envían cerca de 14 millones de cajas de pasas moscateles a Inglaterra y casi lo mismo a los Estados Unidos. Se importan tejidos de seda, lana y algodón, productos coloniales, sal, pescado, barras y aros de hierro y clavos. Tiene manufacturas de lana, algodón y lino, hierro, papel, cuero, cuerdas, redes, jabón etcétera. En los últimos años sus fundiciones de hierro y fábricas de algodón y tejidos han adquirido gran auge.

Monumentos. La Catedral, una de las más grandes de España, un espléndido edificio comenzado por Felipe II en el momento de su matrimonio con María de Inglaterra. Está situada donde se encontraba la antigua mezquita. Alberga un bello coro, algunas pinturas notables, un altar mayor destacable El retablo de mármol en la capilla de la Encarnación merece particular atención. Hay que destacar el cuadro de la Virgen del Rosario de Alonso Cano. La Virgen se sienta en un trono de nubes y es adorada por un grupo de santos (hombres y mujeres) con hábitos religiosos; nótese especialmente uno de los pies del niño, apoyado graciosamente en la mano izquierda de su madre. La pintura se encuentra actualmente algo deteriorada. La torre de la catedral tiene una altitud de unos 300 pies. Desde la cúspide se tiene una buena vista de la ciudad, el puerto y los alrededores. Iglesia de los Santos Mártires, con un interior ricamente decorado y algunas buenas esculturas. Puerta del Sagrario, cerca de la catedral. De las otras iglesias, la única de interés es la de El Cristo de la Victoria (sic); panteón de los Buenavista y, cerca del altar, el estandarte real de Fernando el Católico.

La Plaza de Toros puede albergar 12.000 personas. Casa del Ayuntamiento, con una hermosa fachada. Grandes fundiciones de hierro. El puerto, formado por un espigón de 700 pies de longitud (sobre la cual se asienta un faro) permite la entrada ante cualquier tormenta y es capaz de albergar 450 barcos mercantes. Las Atarazanas o astilleros se usaban como almacén. El bello y viejo castillo árabe encaramado a una roca, llamado

Gibralfaro, fue construido hace seis siglos, pero la Alcazaba o parte inferior es de origen fenicio.

Cementerio protestante construido por el difunto cónsul británico Mr. Mark. Se sitúa en una prominencia a media milla en la carretera hacia Vélez Málaga. Está diseñado con un gusto considerable y alberga algunos panteones, el más destacado de entre ellos es el erigido en memoria del fundador. Algunas antigüedades. Los paseos llamados Alameda y Alameda Hermosa; el primero se extiende desde las Atarazanas hasta el puerto; el segundo tiene una buena vista de la bahía. En el consulado se celebra un servicio religioso anglicano. Se puede encontrar una descripción especial de Málaga en la obra del Dr. Lee España y su clima Londres W. J. Adams, 1860. La emperatriz Eugenia nació en Granada en 1827. Cónsul y vicecónsul ingleses residentes. Servicio religioso inglés en el consulado, calle Peligro, 7.

Conexiones. Barcos de vapor tres o cuatro veces a la semana en días inciertos; hacia Gibraltar en 8 horas, a Cádiz, Sanlúcar y Sevilla parando entre 12 y 24 horas en cada puerto intermedio. Una vez a la semana, barco directo a Cádiz en 13 horas, a Cartagena alrededor de 24 horas. La compañía es Ybarra & Co. Hay otros barcos de vapor en dirección a Almería, Alicante, Valencia, Barcelona y Marsella; a Lisboa, Vigo y St. Nazaire. A Marsella directo; a Londres línea John Hall & Co. semanalmente y a Génova y Livorno directo.

Ferrocarril. A Madrid vía Córdoba en 23 horas. Tiempo entre Málaga y Córdoba de 6 horas y cuarto a 7 horas y cuarto dos veces al día. Ronda está más cerca de Álora que de Cártama. El ramal de Granada vía Antequera (población 27.300) y Loja se para en Bobadilla, donde comienza el ramal de Las Salinas (sic). Muchos túneles y puentes atraviesan el impresionante desfiladero de la Sierra de Antequera. Está en proyecto una línea directa hacia Granada. Diligencia hasta Loja, donde murió Gonzalo, el Gran Capitán. Pizarra (p. 53) es la estación para los Baños de Carratraca. Las numerosas estalactitas de las cavernas de esa zona son dignas de la atención del geólogo.

Rutas. La carretera que lleva a Gibraltar pasa por Marbella y Estepona. La de Ronda pasa por Cártama, o bien por Pizarra (p. 53), Casarabonela y El Borge (2 días). Hay dos carreteras que llevan a Granada, la de Colmenar y Loja y la de Vélez-Málaga y Alhama; o bien puede recorrerse esa distancia en ferrocarril como se explica anteriormente. Hay dos conexiones diarias con Granada por Colmenar y Loja; el correo tarda 13 horas; la diligencia, 18 horas y el regreso se hace en 16 horas. La carretera hasta Loja es muy mala. La mejor y más interesante de las rutas es a través de Vélez-Málaga y se puede llevar a cabo en 2 días descansando la primera noche en Alhama. También puede llegarse a Granada en un día tomando diligencia o carruaje a Vélez-Málaga (4 o 5 horas) y haciendo el resto del viaje en mulas previamente contratadas por una carretera en zigzag por la sierra. Las mulas pueden incluso contratarse para todo el viaje entre Málaga y Granada, Ronda y Gibraltar.

La distancia entre Málaga y Vélez-Málaga o Vieja Málaga (sic) es de 5 leguas, 6 leguas más hasta Alhama y un viaje de otras 7 leguas hasta alcanzar Granada17. •

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA

1 En España bajo el título Grandes viajes en tren por el viejo continente y doblados al español se han emitido once capítulos: De Londres a Montecarlo. De Hungría a Austria. Desde Berlín hasta el Rhin, Suiza. De Amsterdam al norte de Francia. De Madrid a Gibraltar. Desde Turín a Venecia. Desde Dresde a Kiel. De Copenhague a Oslo. De Praga a Munich. Desde Burdeos a Bilbao. La serie completa está a la venta en DVD.

2 Bradshaw´s Continental Railway Guide (edición facsimil). Old House Book. London 2012 ISBN: 9781908402479. Su precio en las librerías españolas es de 29.80€.

3 El estudio más completo sobre estos personajes y sus viajes sigue siendo el de ROBERTSON, Ian.: Los curiosos impertinentes. Viajeros ingleses por España desde la accesión de Carlos III hasta 1855. Ed. Del Serbal y Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1984. Para el caso de Málaga se han publicados varios estudios y recopilaciones de los testimonios que dejaron escritos los viajeros extranjeros que visitaron nuestra ciudad desde finales del siglo XVIII. Sin ser exhaustivos hay que citar aquí los siguientes: GÁMIR SANDOVAL, Alfonso: Algunos viajeros del siglo XIX ante Málaga. Universidad de Granada. Cátedra Vicente Espinel. Granada, 1962. CANALES PÉREZ, Alfonso: Viajeros en Málaga. «Gibralfaro», 24 (1972), págs. 181-206. MAJADA NEILA, Jesús.: Viajeros románticos en Málaga. Librería Cervantes. Salamanca, 1986. RAMÍREZ LÓPEZ, María Luisa:

La visión de Málaga en los viajeros románticos: imagen literaria y repercusión turística. «Espacios y destinos turísticos en tiempos de la globalización y crisis. XII Coloquio de Geografía del Turismo, Ocio y Recreación». Vol. I, Madrid: AGE, 2011, págs. 403-420. 4El Museo del Ferrocarril de Madrid conserva un ejemplar de la primera Guía Bradshaw: Bradshaw´s Railway Times tables and assistant to railway travelling with illustrative maps and plans. Shepherd and Sutton and Wylld. London, 1839. BF. MFM (Biblioteca Ferroviaria. Museo del Ferrocarril de Madrid. Signatura RTRM 0005.

5 SEBASTIÁ, Ana.: «Valencia decimonónica vista por los extranjeros: el caso de la Guía Bradshaw (parte I: Alicante y parte II: Valencia)». Etnodidáctica. Bloc de Didáctica del Museo Valenciano de Etnología.www.etnodidactica.es/

6 Ibíd.

7 Bdn.bne.es/bnesearch/biblioteca/Bradshaw´s % 20 illustrated%handbook%20 Spain… La ficha oficial de este libro en la Biblioteca Nacional de España señala como año de publicación 1876. Su digitalización no deja ver con claridad el año de edición, pero al incluir es su interior datos estadísticos referidos a 1885 tenemos que suponer que este ejemplar correspondería a los años 1887-1890. En https://archive.org/details/ahandbookfortra02fordgoog aparecen digitalizadas las ediciones de 1895 y 1896.

8 http://salamancacorpus.usal.es/SC/VARIA-S-1800-1950-ESS-Charnock-Bio.html;wrlcat.org/identitive/lccn-n 90635211

9 «Preface» en CHARNOCK, Richard Stephen: Bradshaw´s ilustrated handbook to Spain and Portugal. A complete guide for travelers in the Peninsula with maps, town, plans and steel illustrations. New edition. W.J. Adam and Sons. London 1890. Biblioteca Nacional de España. Fondo antiguo. Sig. GMM/2643.Código de barras 1001892876. Localización:Sala Goya. Cartografía. Sede de Recoletos.

10 ANÉS ÁLVAREZ, Gonzalo y AA. VV.: Pascual de Gayangos en el bicentenario de su nacimiento. Real Academia de la Historia. Madrid, 2010.ROCA, P.: «Noticia de la vida y la obra de Pascual Gayangos» Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, vol. I (1897), págs. 544-565; vol. II (1898), pags.13-32,70-82, 110-130 y 562-568: vol. III (1899), págs. 101-106. VILAR GARCÍA, M.: «Pascual Gayangos, traductor e intérprete de inglés y otras lenguas extranjeras en el Ministerio de Estado (1833-1837)». Boletín de la Biblioteca Menéndez y Pelayo, 73 (1997) págs. 43-57.

12 VILA Y CONMINO, Benito: Guía del viajero en Málaga. Imp. De José García Taboadella. Málaga, 1861, págs. 305-307. Esta guía cita, además, «la antigua de los Tres Reyes, situada en la calle de San Bernardo el Viejo (…) y la Fonda Suiza, de D. Antonio López, situada en el Pasaje de Heredia». Parece evidente que la Fonda de la Alameda o Fonda Inglesa se encontraba situada en el actual Edificio Edipsa, antiguo palacio de los Ugarte-Barrientos. La continuidad de su uso hotelero hasta la Guerra Civil está demostrada, pues a finales del siglo XIX alojaba el Hotel Roma que pasó a denominarse Hotel Regina a partir de 1907. CAMACHO MARTÍNEZ, Rosario y AA. VV.:

Guía histórico-artística de Málaga. Arguval. Málaga, 2006. Pág. 328.
13 «gozan de buena reputación, entre otras, la de la viuda de Vilches, y la de Europa, con la ventaja de estar situadas en la Cortina del Muelle; la de Julián de Vara, frente al Teatro; la Danza, plaza de los Moros, de doña María Aranda; la de Calenco, calle de Granada, etc…». VILA Y COMINO, Benito: op. cit., pág. 305.

14 De nuevo Benito Vila nos proporciona al respecto más detalles: «La casa o administración de correos se halla situada en la calle Casapalma, en la casa que mira a los baños de Ortiz, vulgo huerto del marqués del Vado». Ibíd., pág. 302.

15 En el texto no solo se hace esta referencia bibliográfica. También se cita un fragmento de la obra que el médico inglés Edwin Lee había publicado en 1855 sobre los beneficios del clima de algunos lugares de España para los enfermos de tuberculosis y que dedicaba nada menos que dos de sus capítulos a exaltar las excelencias del clima malagueño. LEE, Edwin: Spain and its climates with a special account of Malaga. W. J. Adams. London, 1855.

16 LÓPEZ, José Romualdo: «Centenario de la llegada del ferrocarril a Granada»

Vía Libre (junio 1974), págs. 11-14. 17Traducción de María Isabel de Mateo Herrera.